
Pedro Sánchez apura las últimas horas para configurar una mayoría en el Parlamento que le permita reeditar su gobierno Frankenstein. Después de analizar el resultado del 23-J e interpretarlo como un respaldo a su gestión y sus planes de futuro, el presidente en funciones ha dado por hecho que "habrá un gobierno socialista" y ha advertido a Alberto Núñez Feijóo de que "no es la hora de presiones al Jefe del Estado ni cábalas mágicas" ante su pretensión de ir a una investidura, aunque resulte fallida.
Una forma de advertir al rey Felipe VI, que debe tomar una de las decisiones más difíciles de su reinado al tener que decidir, por primera vez en democracia, entre dos candidatos a la investidura. Hasta ahora, siempre se ha propuesto en primer lugar al ganador de las elecciones, en este caso Alberto Núñez Feijóo, pero si carece de una mayoría suficiente para lograr salir elegido, el monarca podría optar por encargárselo a Pedro Sánchez, quien se muestra convencido de poder conseguirlo.
Así se lo ha transmitido a su grupo parlamentario durante la reunión celebrada en el Congreso, previa a la constitución de las Cortes de mañana, que avanzará la configuración de los bloques para un posible gobierno. El presidente en funciones ha advertido al PP de que debe "aceptar el sistema parlamentario" que recoge que "en España gobierna quien tiene más apoyos". "Reclamo a los constitucionalistas de boquilla que cumplan la Constitución, al menos que la respeten", ha dicho.
A continuación, ha anunciado que "impulsará las lenguas cooficiales en las instituciones europeas" en el marco de la presidencia de la UE que ostenta ahora España, como respuesta a la exigencia de Carles Puigdemont de tener "hechos comprobables" antes de apoyar mañana a la candidata del PSOE a presidir el Congreso, Francina Armengol, cuya elección es también un guiño a los independentistas para intentar amarrar su apoyo.
Durante su intervención ha lanzado todo tipo de ataques a la derecha, y ha presumido de haber conseguido un millón más de votos para el PSOE que en 2019, lo que a su juicio implica que los españoles han optado por "avanzar" en lugar de "derogar y retroceder". "PP y Vox quisieron poner la marcha atrás y han quedado apartados", ha dicho a pesar de que ambos se quedaron a sólo unos pocos escaños de poder configurar una mayoría.
"Querían un plebiscito y lo tuvieron: perdieron el 23-J", ha dicho, ironizando incluso con la crítica del PP por no felicitarles siquiera ante la victoria obtenida. "Andan quejosos por no felicitarles, si hay que hacerlo les felicitamos, también nosotros nos felicitamos, estamos así todos contentdos y felices, y cuando haya un gobierno socialista que no cuestionen su legitimidad", ha dicho muy sonriente ante los suyos.

