
La guerra interna en el separatismo agudizada por las negociaciones para investir a Pedro Sánchez marca los actos del sexto aniversario del golpe de Estado y el referéndum ilegal del 1 de octubre. ERC y Junts per Catalunya (JxCat) han sido capaces de arbitrar una propuesta de resolución conjunta en el parlamento autonómico exigiendo al PSOE un "compromiso" para "trabajar" de cara a un referéndum de autodeterminación que ha desestabilizado y puesto muy nerviosos a los socialistas. Pero esa unidad independentista es un mero espejismo.
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras siguen sin hablarse seis años después del golpe de Estado que protagonizaron conjuntamente y sus partidos libran una guerra por el control de las instituciones catalanas en la que por el momento gana ERC. Sin embargo, los resultados de las municipales y de las generales han recortado las distancias entre republicanos y posconvergentes, que creen que podrían adelantar a ERC en las próximas elecciones autonómicas. En ese contexto, ambos partidos pugnan por liderar las negociaciones para investir a Sánchez y pujan en una subasta por plantear condiciones más radicales.
En ERC tratan de restar protagonismo a Junts y a Puigdemont con propuestas de máximos que exceden el ámbito de la amnistía. A sus dirigentes se debe el encarecimiento de la investidura con la introducción en las negociaciones de la cuestión del referéndum. Oriol Junqueras lo dejó claro tras el primer acuerdo sobre la elección de la socialista balear Francina Armengol como presidenta del Congreso y la constitución de la Mesa de la Cámara Baja. "La amnistía es el punto de partida, no el de llegada", dijo el líder de ERC. La posición fue ratificada por Pere Aragonès en el plano institucional y suscrita por Junts en la resolución conjunta votada este pasado viernes en la cámara autonómica.
En Junts deslizan que un acuerdo en el Parlament no es nada, papel mojado, y que las condiciones impuestas por Puigdemont no han variado. Se centran en la amnistía, el precio que está dispuesto a pagar el PSOE. El "problema" es el ataque de celos de Junqueras, quien con los mismos escaños en el Congreso que su archienemigo Puigdemont no obtiene titular alguno porque el prófugo los acapara todos.
Además, ERC ha quedado señalada por las entidades del tipo de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) como una formación autonomista mientras que a Junts y a Puigdemont aún les queda algún crédito entre las asociaciones creadas o potenciadas durante los años del Procés.
Mensaje de Puigdemont
De hecho, Puigdemont pronunciará un discurso este domingo que será retransmitido a los asistentes al acto organizado por su Consejo de la República y la ANC en la plaza de Cataluña de Barcelona para celebrar el sexto aniversario del 1-O. El prófugo mantiene la bandera del referéndum ilegal y así lo ha vuelto a poner de manifiesto en una breve alocución en redes sociales en la víspera de este 1 de octubre. En ella insta a salir a la calle para celebrar el aniversario del golpe y "defender esa victoria".
Fa sis anys que defensem amb fermesa el referèndum d'independència de l'#1oct. N'hi ha que voldrien que ens n'oblidéssim, que ho deixéssim estar i passéssim pàgina. No és el nostre cas ni el de molts de vosaltres. I això ho hem de demostrar també demà a la plaça Catalunya de… pic.twitter.com/MwN8yx2Ltj
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) September 30, 2023
Los separatistas no se limitan a esa concentración. Han previsto una marcha desde la plaza de Urquinaona (donde estuvieron a punto de matar a un agente de la Policía Nacional en las protestas por la sentencia del Tribunal Supremo) hasta la plaza de San Jaime, sede de la Generalidad y el Ayuntamiento. Y pasarán por delante de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, en la Vía Layetana, donde acostumbran a insultar y agredir a los agentes que custodian el edificio. Y por la tarde, tras escuchar a Puigdemont, han previsto otra marcha en dirección a la Comandancia de la Guardia Civil en Travesera de Gracia, unas instalaciones que también son casa cuartel.
Pasada la fecha del 1-O, Puigdemont y Junqueras volverán a tener las manos libres para negociar la investidura de Sánchez a pesar de su caída electoral y del apoyo en la calle que se expresó en la última y desangelada manifestación del 11 de septiembre.

