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Nueva guerra abierta entre las feministas por las "reivindicaciones partidistas y sesgadas" del 8-M en Barcelona

El polémico lema incluye incluso una condena a Israel: "Cabe casi cualquier causa, aunque no tenga nada que ver con las mujeres".

El polémico lema incluye incluso una condena a Israel: "Cabe casi cualquier causa, aunque no tenga nada que ver con las mujeres".
Manifestación del 8-M de 2023 en Barcelona | Europa Press

Desde la llegada de Podemos a las altas esferas de poder, la división del feminismo ha sido una constante. La Ley Trans, la prostitución y la excesiva politización de la lucha por los derechos de las mujeres ha enfrentado a las distintas asociaciones feministas que, a pesar de tener posicionamientos diferentes, hasta ahora siempre habían transmitido una imagen de unidad, sobre todo ante fechas especialmente señaladas. En los últimos años, sin embargo, han llegado a programarse marchas enfrentadas en ciudades de toda España con motivo del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y del 8-M, Día de la Mujer Trabajadora.

Con el nuevo año, y a falta de poco más de un mes para esta cita, la división vuelve ser más que patente. En esta ocasión, la primera chispa ha saltado en Barcelona, donde Cataluña Abolicionista Plataforma Feminista (CATAB) ha denunciado la intención "por parte de colectivos misóginos y con el beneplácito del Ayuntamiento" de "expulsar a las mujeres, y sus reivindicaciones, de los actos oficiales de conmemoración del próximo 8 de marzo", promoviendo una convocatoria "en la que cabe casi cualquier causa, aunque no tenga nada que ver con las mujeres".

Un lema que borra a las mujeres

Se quejan de que el lema elegido no haya sido consensuado con nadie: "Mujeres, lesbianas y trans en pie contra la precariedad, las fronteras y el genocidio". Pero, sobre todo, de que se pretenda "manipular y borrar las reivindicaciones feministas, centrando la manifestación en reivindicaciones partidistas y sesgadas" a cuenta, por ejemplo, de la terrible situación que se vive en Gaza. "Denunciamos que lo que se persigue es mezclar reivindicaciones que nada tienen que ver con el 8M, para atraer a entidades y colectivos que nada tienen que ver con el feminismo ni con los derechos de las mujeres", subrayan desde CATAB, donde tienen muy claro por qué la entidad que organiza la marcha ha adoptado esta actitud.

"Este objetivo de Ca La Dona viene dado porque, desde 2018, cada vez pierden más presencia e influencia entre las mujeres de Barcelona por el hecho que los colectivos feministas han ido rechazando fuerte y públicamente la línea oficialista, y se han ido oponiendo a que, desde el ámbito del Ayuntamiento de Barcelona, se defienda la regularización de la prostitución como trabajo, las teorías misóginas transgeneristas y toda la política anti mujeres que llevó a cabo la administración de Ada Colau y que parece ser continuada por el actual alcalde Jaume Collboni".

Con todo, desde Cataluña Feminista Plataforma Abolicionista insisten en que no permitirán "que se continúe intentando manipular el activismo feminista de Barcelona y que se expulse a las mujeres y sus reivindicaciones del 8M ni de cualquier otro espacio que por derecho nos corresponde". Por todo ello, aseguran que convocarán su propio acto en la Plaza San Jaime de Barcelona, donde exigirán "el cumplimiento de la agenda feminista y el protagonismo absoluto de las mujeres trabajadoras y sus reivindicaciones".

"Sueldos, pensiones y contratos dignos, la erradicación de la violencia machista en cualquier ámbito y lugar, la abolición de la prostitución, de los vientres de alquiler, de la pornografía, la derogación de todas las leyes transgeneristas que violan los derechos fundamentales de las mujeres y atentan contra la libertad de las niñas, y la dimisión de la consejera de Feminismos de la Generalitat, Tània Verge, volverán a ser nuestras reivindicaciones, e invitamos a todas las mujeres a que se unan a CATAB para hacerlas más fuertes", subraya el comunicado remitido a los medios.

El doble rasero feminista

La utilización de lo sucedido en Gaza, sin embargo, no es algo que se limite al ámbito local. Tanto Irene Montero como Ione Belarra se despidieron del Congreso de los Diputados con un pañuelo palestino. Yolanda Díaz y los suyos optaron por llevar al debate de investidura un pin de sandía que también mostraba su apoyo a "la causa palestina".

Lo curioso de todo este asunto es que un sector del feminismo siga posicionándose del lado de Hamás, una organización terrorista que no ha dudado en utilizar la violencia sexual contra las mujeres -muchas de ellas menores de edad- para infundir terror entre los judíos.

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