
Lejos quedan los tiempos en los que los partidos políticos llenaban enormes recintos. Cada uno, tenía su plaza fetiche y servía como termómetro de la movilización previa a los
comicios. El PP, la plaza de toros de Valencia. Los socialistas, el barcelonés Palacio San Jordi, donde Zapatero congregó a casi 30.000 personas en 2008.
Los tiempos han cambiado, el bipartidismo ya no es tan potente, las campañas se centran en buscar nuevos electores en internet pero las principales formaciones siguen anhelando un plano televisivo con los recintos a rebosar.
El PSC lo tratará de hacer este viernes al congregar a una gran multitud en el polideportivo del Valle de Hebrón, uno de los más grandes de la ciudad Condal. Ya lo llenó en el cierre de campaña de las municipales, cuando convocó a 4.000 simpatizantes, pese a que fue la previa de un severo varapalo. Este viernes, volverá a repetir el recinto, con Salvador llla y Pedro Sánchez, pero esperando cosechar mejores resultados el domingo.
Las encuestas que manejan los socialistas muestran a un Salvador Illa en torno a los 42 escaños. Unas cifras que no veían desde los años 90, cuando Pujol gobernaba Cataluña con una cómoda mayoría de 60 escaños. En el PSOE destacan el perfil propio de Illa, que ha sabido construir una imagen más centrista que Sánchez, capaz de atraer a exvotantes de Ciudadanos, de CiU o de simpatizar con propuestas de la patronal catalana.
Un perfil de gestor capaz de defender el macro-casino de Hard Rock, un mayor techo competencial para Cataluña o, a la vez, decir "Lérida" o "Bajo Llobregat" en su actos. Todo con la marca del PSC, el mismo partido que, cuando gobernó Cataluña, proscribió cualquier nomenclatura en castellano.
Lo que esperan
Los socialistas quieren ver a Illa por encima de los 40 asientos, como fórmula para atar una vía de gobernabilidad, y no descartan que, al final, lo consigan. Saben que necesitan movilizar a unas 200.000 personas progresistas que votan en las generales pero se quedan en casa durante las autonómicas. "Hay que demostrarles que estas elecciones también son importantes", señalan fuentes de la dirección del PSOE. Ahí es donde entra la figura de Sánchez y su imagen más a la izquierda, su eterno combate frente a la derecha, con temas más nacionales, buscando en Cataluña un aval a su política de alianzas con los separatistas para "demostrar que la situación ha cambiado".
En Ferraz destacan los perfiles "complementarios" de Illa y Sánchez. Ambos con su agenda propia. Uno, para atraer al sector más moderado, constitucionalista o catalanista con una campaña más propositiva. Otro, para movilizar a un votante a la izquierda del PSOE, frente a unos comunes que se hunden, o más abstencionista ,que solo votan en las Generales.
Los objetivos
La idea de los socialistas es movilizar a última hora a estos 200.000 votantes para ganar otros 3 escaños y marcar distancias frente a sus socios de Junts y ERC. Los datos que manejan los socialistas no muestran un hundimiento de ERC, tal y como pronostican algunas encuestas, y ven a ambos partidos separatistas más empatados. Incluso pronostican que la diferencia entre Puigdemont y Aragonés no será mayor de 3 escaños. Más difícil está siendo detectar a los votantes de la formación Aliança Catalana, con propuestas al contra de la inmigración, cuyos votantes provienen en su mayoría de la abstención pero también de Junts, ERC y Vox.
Toda la atención está puesta, sobretodo, en el cinturón rojo de Barcelona y en la capital. De ahí que otros mítines hayan sido en San Boi o en Montmeló. Huyendo siempre de otras provincias menos pobladas y más independentistas. Incluso no descartan más visitas sorpresa a Cataluña, como la de la semana pasada a la feria de abril de Barcelona.

