Alberto Núñez Feijóo ha cerrado la campaña de las europeas en Valencia, donde el PP logró hace un año recuperar los gobiernos de la ciudad y la comunidad después de ocho años de hegemonía socialista. Un muy lugar simbólico para el PP, preludio en otro tiempo de las mayorías absolutas que cosechó a nivel nacional. Desde la Ciudad del Turia, el líder de los populares ha insuflado ánimo a los suyos de cara a las europeas del próximo domingo.
"Quiero acabar dando buenas noticias: a Sánchez no le está saliendo bien, ya no cuela", ha dicho ante los intentos del presidente de desviar la atención sobre el caso de corrupción de su mujer, Begoña Gómez, o de la Ley de amnistía. "Ha engañado a muchos menos españoles con la segunda carta que con la primera, ya sabemos de qué va", remataba Feijóo visiblemente optimista ante el resultado del 9-J.
Una cita que sitúa como crucial en la batalla que se avecina para defender el Estado de Derecho español. "Si todos los europeos nos jugamos mucho el domingo, los españoles nos jugamos mucho más", ha advertido el líder del PP, situando a Europa como el lugar en el que "podemos empezar a recuperar la igualdad y la libertad, que están amenazadas en nuestro país", ha dicho.
Una campaña bajo control
Después de una intensa campaña, en la que el PP ha logrado esquivar la maldición de la segunda semana en la que tiende a cometer errores, el partido espera lograr una victoria contundente frente al PSOE que permita frenar a Pedro Sánchez. Para movilizar al electorado, y evitar lo ocurrido el 23-J, han colocado a los electores ante la disyuntiva de elegir entre la continuidad o el cambio de ciclo. "Si el domingo ganamos, Sánchez se va", ha repetido en reiteradas ocasiones Feijóo durante sus mítines.
El partido lucha contra el hartazgo de los votantes, después de infinidad de convocatorias electorales, y la concentración del voto de izquierdas en torno a Pedro Sánchez. Por contra, la derecha corre el riesgo de fragmentarse todavía más con la posible irrupción de nuevos partidos a la derecha de Vox. Un escenario que, trasladado a unas generales, hace casi imposible que Sánchez salga de la Moncloa.
Para medirse directamente con el presidente, el PP ha situado como ejes de campaña la corrupción y la amnistía, frente a los intentos de Sánchez de polarizar la campaña agitando el miedo a la "ultraderecha", y promocionar incluso a Alvise en la recta final para dividir a la derecha. La apuesta implica también que Feijóo se examinará en las urnas el próximo 9 de noviembre.
El choque ha provocado que asuntos como el campo, la economía o la inmigración hayan quedado más al margen durante la contienda, en la que ha sido protagonista indiscutible Begoña Gómez, imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, y exhibida por Pedro Sánchez como símbolo de la supuesta persecución contra su gobierno. El PP espera que el resultado de las urnas sirva también para medir el nivel de tolerancia de los españoles ante este tipo de escándalos.