
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha provocado un incendio con ERC al negar que el acuerdo entre republicanos y socialistas para investir a Salvador Illa sea un concierto económico. "Quien diga lo contrario, miente", afirmó tajante Montero en una comparecencia en la localidad gaditana de Rota. Montero añadió que en ese pacto se pueden "inspirar" otras comunidades autónomas para resolver sus modelos de financiación y que la solidaridad está garantizada.
Tales comentarios han causado un gran malestar en ERC, hasta el punto de que la formación republicana ha avisado al Gobierno de que puede retirarle su apoyo para los Presupuestos de 2025 que el Ejecutivo quiere empezar a negociar en septiembre. ERC dispone en el Congreso de los mismos diputados que Junts per Catalunya (JxCat), siete escaños cuyo voto es tan determinante como el de los siete de Puigdemont.
"Si los socialistas incumplen su palabra con la financiación singular u otras medidas incluidas dentro del acuerdo, ERC retirará su apoyo y los socialistas tendrán que buscar otras alternativas o convocar elecciones", ha advertido ERC en un comunicado reforzado posteriormente por unas declaraciones de la portavoz del partido, Raquel Sans.
"Si el PSOE no cumple con su palabra, ERC no apoyará ninguna iniciativa de los socialistas y Sánchez tendrá que buscar otros apoyos o convocar elecciones", ha dejado caer Sans. Era la reacción ante un discurso de María Jesús Montero que en el partido republicano se atribuye a la presión que sufre la ministra de Hacienda por el resto de las comunidades autónomas".
Sin embargo, en ERC han querido marcar territorio en un momento especialmente delicado para la formación. Oriol Junqueras reclama que se adelante el congreso previsto para el 30 de octubre a septiembre y ya se ha configurado una candidatura alternativa con Marta Vilaret y Laura Vilagrà (y en la que podría estar Sans) al frente.
Se trata de un volantazo obvio tras unas relaciones entre socialistas y republicanos marcadas por la discreción de estos últimos, en marcado contraste con el comportamiento político de Puigdemont y los suyos. Ha bastado que Montero se metiera en un embrollo afirmando que el pacto entre socialistas y republicanos en Cataluña "no es ni un concierto económico ni una reforma al uso del sistema de financiación. Le podemos decir cómo queramos, pero la única experiencia en nuestro país de concierto es el vasco y el navarro".

