El sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, describió las incertidumbres contemporáneas como los "tiempos líquidos" en la que todas las estructuras van cambiando. Con Pedro Sánchez se podría acuñar lo de "principios líquidos". El presidente del Gobierno ha vuelto a batir su récord de rectificaciones y cambios de opinión en apenas 48 horas en cuestiones que afectan a sus principios ideológicos y morales.
Moncloa ideó una gira por África para frenar la inmigración ilegal. Tras varias semanas de crisis humanitaria en Canarias, el Gobierno arrancó la temporada con una serie de reuniones con los Gobiernos de Mauritania, Gambia y Senegal. El objetivo era favorecer la inmigración circular, con contratos en origen, y suscribir varios acuerdos. Hasta ahí la teoría.
Día 1- Mauritania: La inmigración es "clave" para sostener "la seguridad social"
El primer día, Sánchez mostró su sensibilidad más pro-inmigración. La del Sánchez del Aquarius. A su llegada a Nuakchot, el presidente del Gobierno defendió que la "inmigración es clave para la economía española, así como para el sostenimiento de la seguridad social y del sistema público de pensiones".
Fuentes del Gobierno, citando informes del Banco de España y de la Airef, llegaron a afirmar que se necesitarían 250.000 inmigrantes al año para sostener el Estado del Bienestar. Unas afirmaciones que llegaban tras firmar un acuerdo sobre "inmigración circular" para favorecer la contratación en origen.
No tardó en llegar la polémica. El PP llegó a acusar a Sánchez de alentar un "efecto llamada". Desde el partido de Feijóo solicitaron que los extranjeros llegasen con " contrato en origen y carta de cumplimiento de nuestras leyes".
Día 2 (mañana)- Gambia: "Inmigración segura, ordenada y regular"
En su segunda parada, Sánchez empieza a virar al poner más énfasis en las mafias. "Juntos tenemos un objetivo común, salvar vidas en el mar y atajar esas mafias que explotan a las personas", terciaba en el puerto de Banjul. Ante las autoridades gambianas pedía conseguir "una gestión del reto migratorio, segura, ordenada y regular".
Del discurso de Sánchez desaparecen los elogios a la inmigración. Ya no habla, como hizo en Mauritania, de "combatir el racismo y la xenofobia" o que la "migración en símbolo de riqueza". En cambio, elogia a los miembros de la Guardia Civil ,que estaban allí presentes, por cooperar con el ejército de este pequeño país africano. El presidente del Gobierno empieza a virar.
Día 2 (noche)- Senegal: "Retorno de los que han llegado ilegalmente"
El miércoles de noche, el presidente del Gobierno llega a Dakar para participar en la inauguración del Instituto Cervantes en la capital de Senegal. Ya no hay ni rastro del Sánchez que ve a la inmigración como "clave" para garantizar el Estado del Bienestar . Tampoco se asoma las tesis del Ejecutivo que, sólo un día antes, recalaban que se necesitan 250.000 inmigrantes al año para sostener la Seguridad Social.
En Senegal, el presidente del Gobierno elogiaba el "potencial" de África y prometía ayudar a su desarrollo para "crear tejido productivo" en el continente. Menciona la "migración regular" como clave para "formarse" pero siempre que vuelvan a "donde están sus raíces". "Una vez que adquieran esa experiencia y esos conocimientos, regresen a Senegal para sumar su bagaje profesional a su país de origen", terciaba en otro momento.
Por primera vez, Sánchez habla de las expulsiones. " Es imprescindible el retorno de los que han llegado a España irregularmente, porque este retorno traslada un mensaje desincentivador para las mafias y de los que se ponen en sus manos", decía en su párrafo más contundente. Incluso remarca que "la legislación española y europea obliga a ello".
El PP aplaude "el cambio" pero en Moncloa evitan reconocer el bandazo. Incluso aseguran que el discurso estaba preparado desde hace días. "Un viaje de este tipo y estas características no se improvisa", señalan fuentes del Gobierno que defienden que han trabajado "con mucho tiempo y detenimiento".
Día 3- Senegal: "La irregular es un infierno".
La mañana del jueves la emplea en reunirse con el presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye. En su cuarta comparecencia sin preguntas, Sánchez hacía un mix de sus discursos anteriores pero sin mencionar las expulsiones o la "migración como símbolo de riqueza".
El fracaso de la gira, a base de bandazos, se veía en la cara del presidente: serio y por momentos enfadado. Ya no es solo el PP quien reconoce el "cambio". En Podemos, Ione Belarra le acusa de "comprar todo el argumentario racista de la derecha".
También Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y líder de Sumar, cargaba en X contra Sánchez por seguir "las mismas recetas que la derecha" que califica como "un fracaso y un error". La responsable del socio minoritario criticaba las "deportaciones masivas" y apostaba por políticas de "acogida y solidaridad" poniéndose énfasis en la iniciativa legislativa popular que "persigue regularizar" a 500.000 ilegales.
Hay unanimidad a izquierda y a derecha: Sánchez ha vuelto a cambiar de ideas o de principios. En el entorno de Sánchez culpan a la prensa por malinterpretar sus palabras. El presidente parece inclinarse por esa teoría. Durante su comparecencia en Dakar, hacía "un breve recordatorio" para "la prensa española", para dejar masticado cuáles creen que son sus objetivos
Sánchez reiteraba que quería una inmigración "ordenada" y "regular", recalcando que es "necesaria y conveniente tanto para los países de origen como para los de destino". Para reforzar su rechazo, el presidente del Gobierno añadía que que" la irregular es un infierno" . Cuatro discursos con varios tonos o ideas de fondo. Cuatro Sánchez diferentes en sólo 72 horas. El buffet ideológico del presidente tiene donde elegir.