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Illa promete a ERC la "nueva financiación", el impulso del catalán y 50.000 pisos públicos

El presidente de la Generalidad aborda su primer debate de política general con Junts y ERC ocupados en sus guerras internas

El presidente de la Generalidad aborda su primer debate de política general con Junts y ERC ocupados en sus guerras internas
Salvador Illa, llegando al parlamento catalán. | EFE/Alejandro García

El presidente de la Generalidad, Salvador Illa, pretende acabar con las tensiones separatistas por dos vías: los discursos plomizos y la asunción de los mantras independentistas en materia económica y lingüística. Frente al mantra catalanista de que "España nos roba" propone el cumplimiento íntegro del acuerdo de financiación con ERC que facilitó sus investidura, un concierto catalán con un cupo "solidario" que decidirá la propia Generalidad. Y en cuanto a la lengua, más planes para fomentar el catalán y arrinconar el español.

La novedad en el discurso del presidente de la Generalidad es que el debate sobre la independencia ha pasado por el momento a un segundo plano. De modo que la apertura del debate de política general en el parlamento catalán ha sido un monólogo de Illa sobre gestión que ha tenido en el tema de la vivienda el punto estrella.

Illa ha prometido la construcción de cincuenta mil pisos públicos hasta 2030 con una inversión anual de 1.100 millones de euros. El mensaje está en sintonía con el propósito del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de convertir las dificultades en el acceso a una vivienda en el guion de la legislatura para tapar las noticias sobre la corrupción que acecha a su familia y las cesiones constantes a los proetarras y los separatistas catalanes.

La división del independentismo

El nuevo president tiene a su favor que Junts, ERC y la CUP están enfrascados en abruptos procesos precongresuales. ERC es un polvorín en el que se suceden las acusaciones entre los diversos sectores del partido mientras que Junts tiene que resolver el futuro político de Puigdemont. De momento, lo único claro es que el prófugo se niega a abandonar la política, tal como prometió si no ganaba las elecciones, y se niega también a asumir el cargo de jefe de la oposición, título honorífico que en Cataluña lleva a aparejado un aumento del número de asesores y regalías de carácter representativo.

En ese contexto, con el segundo y el tercer grupo en el Parlament sumidos en luchas intestinas internas y enfrentados por el liderazgo del independentismo, el relato político de Illa no tiene réplica salvo en el constitucionalismo, con PP y Vox decididos a poner de manifiesto que el PSC ha engañado a muchos de sus electores al asumir cuestiones de la agenda separatista como la financiación y la erradicación del idioma español.

Dos meses después de haber sido investido presidente autonómico, Illa ha mostrado en la cámara catalana un programa de gobierno centrado en contentar a sus avaladores y bajar el "suflé" separatista. De ahí que, además de hablar de la financiación y asegurar que se trabaja con discreción para poner en marcha los contenidos del pacto con ERC cuanto antes, Illa haya dedicado buena parte de su discurso a promesas en materia de vivienda y también en el ámbito de la administración, con la anulación de la cita previa y programas para "captar talento" en la función pública.

Illa ha prometido también un plan sanitario para agilizar el funcionamiento de los Centros de Atención Primaria y que los pacientes sean atendidos en un máximo de 48 horas, la mejora de las infraestructuras hidráulicas para combatir la sequía y el estudio de la ampliación del aeropuerto de El Prat. Eso sí, Illa ha arrancado su discurso con un alegato "pacifista" contra Israel, mostrando su apoyo al secretario general de la ONU, António Guterres, y alertando de la victoria "ultra" en Austria. Este miércoles será el turno de réplica de los grupos.

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