Mientras se siguen sumando pruebas del desastre en la gestión de los trenes españoles en la era Sánchez, varios datos llaman la atención en las prioridades de asignación de fondos del Gobierno socialista. Por un lado, la estimación hecha pública por los propios técnicos de las necesidades de mantenimiento y obras para garantizar el servicio: 12.000 millones en obras y más de 400 trenes nuevos para tener un servicio fiable. Y, por otro lado, la decisión del Gobierno de asignar una cuantía muy parecida a su compromiso de creación de un sistema "singular" de financiación para Cataluña —el cuponazo catalán exigido por los separatistas a cambio de mantener en el sillón de La Moncloa a Pedro Sánchez—: 13.200 millones, según FEDEA.
Traducido: que si el dinero pagado al separatismo sólo en concepto de esta partida se destinase al tren, según los técnicos, el servicio ferroviario volvería a ser fiable.
El cálculo de FEDEA sobre el cuponazo catalán
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) ha realizado un cálculo de lo que puede suponer el concierto económico catalán pactado entre PSC y ERC. Y el resultado es una estimación de un trasvase efectivo anual de entre 6.600 y 13.200 millones de euros desde la caja común del Estado hacia la Hacienda catalana.
"Puesto que Cataluña parte de un índice de financiación homogénea por habitante ajustado de 101 en 2022 (frente a una media de 100 para el conjunto de las comunidades de régimen común), la medida la situaría, otras cosas iguales, claramente por encima de cualquier otra comunidad no foral", añade el citado informe. Es decir, que Cataluña no necesita ese dinero por una cuestión de justicia, ni mucho menos. De hecho, ya recibe más que la media. Y, simplemente con dejar de pagar el chantaje del precio electoral a los separatistas, se podría solventar el problema real de falta de fondos para el mantenimiento de los trenes en España.
El accidente en Madrid y la respuesta de Adif
Y todo ello surge cuando se descubre que, además, el último accidente en un tren en Madrid no se ha convertido en una noticia con víctimas mortales por la pericia de un técnico. Un empleado de Adif fue quien tomó la decisión de descarrilar el tren que quedó volcado este pasado fin de semana en el túnel de Chamartín-Atocha, causando un caos ferroviario en Madrid, para evitar daños mayores, ya que el vagón se había soltado del convoy principal y circulaba cuesta abajo sin control, camino de chocar con un segundo tren.
Así lo ha reconocido el propio ministro de Transportes, Óscar Puente, quien en declaraciones a la prensa en la inauguración de la Feria Internacional del Autobús y el Autocar (FIAA) también ha pedido que se respete la investigación en marcha para determinar las causas de que el citado tren se desprendiera del convoy que lo remolcaba a talleres.
Problemas de inversión en la red ferroviaria
Según su relato, el pasado fin de semana un tren iba remolcado a talleres y "en un momento determinado, por razones que yo no puedo exponer y que se esclarecerán en el informe", se suelta del que lo remolcaba e inicia un recorrido "en una especie de caída libre" por el túnel de la estación madrileña de Chamartín.
Pero lo cierto es que los datos son reveladores de la realidad. Los metros de la Comunidad de Madrid mueven cada semana laboral al triple de usuarios que el cercanías que gestiona el Gobierno de Pedro Sánchez y Óscar Puente. Y, pese a ello, tienen la mitad de incidencias que los trenes de Sánchez. ¿Por qué? Desde la Comunidad de Madrid no dudan en señalar la falta de inversiones en el mantenimiento y la inversión en la red ferroviaria nacional.