
Siguiendo la máxima china, que afirma que una crisis es también sinónimo de oportunidad, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha aprovechado la tragedia de Valencia para reinventarse y lo ha hecho en su canal favorito: X, el antiguo Twitter.
En solo unas semanas, ha dejado de lado sus descalificaciones a la oposición, su bloqueo fácil a los que llevan la contrario y su verborrea de matón para reinventarse como un gestor empecinado en sacar antes de tiempo los proyectos.
Ya no hay rastro de las descalificaciones, como cuando llamada "mierdas" a los activistas de derechas. Ahora todo es información de servicio, agradecimiento a los trabajadores de su ministerio o de las contratas y amabilidad con los vecinos. Ni rastro de confrontación en el ministro azote de la oposición.
"Ha aprendido a callarse"
El nuevo Óscar Puente sorprende a propios y extraños. En el Gobierno se comparten los memes que le señalan como un gestor que construye carreteras en unos días. Todo son elogios para el que, hasta hace sólo unos días, era uno de los ministro peor valorados de todo el Gabinete de Sánchez según el CIS. A algunos no les pilla de sorpresa su labor como gestor y aseguran que el ministerio le encaja como anillo al dedo por su afición a las infraestructuras y medios de transporte públicos.
La cuestión que muchos se preguntas es si el nuevo Óscar Puente ha llegado para quedarse. En su entorno afirman que sí y que "ha aprendido a callarse". Incluso deslizan que le "ha cogido el tono" a la red social propiedad en la actualidad de Elon Musk.
¿El futuro del PSOE?
En el PSOE siempre interiorizaron que, después de Sánchez, le llegaría el turno a una mujer. La cuestión es quién. Nadie quiere hacer cábalas sobre qué pasará el día que el actual secretario general caiga pero muchos ya empiezan a mirar a Óscar Puente. Algunas de estas familias del PSOE sentencian que es de los más populares entre las bases y que, en unas hipotéticas primarias, "podría arrasar".
El ministro de Transportes ya está en la Ejecutiva del PSOE y cuenta con el aval del secretario de organización, Santos Cerdán. El navarro se movió para, en los días de reflexión de Sánchez tras la imputación de Gómez, incluir una intervención de Puente, ante el Comité "Funeral". El discurso no estaba previsto y se centró en apelar a su historia familiar y, de forma muy emotiva, recordar la militancia en el PSOE de su abuelo.
No fue la única misión de Cerdán. Durante esos días, creyendo que el presidente del Gobierno iba a dimitir, hizo diferentes llamadas para conseguir apoyos destinados a una misión: crear una especie de bicefalia en el PSOE que relevase al líder de los socialistas.
La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, sería investida presidenta del Gobierno de forma "accidental" para sustituir a Sánchez. Cerdán no veía muy viable un Ejecutivo de Montero y llegó a comentar que tendría una duración de menos de un año debido a la debilidad parlamentaria con la que cuenta el PSOE.
De ahí, la necesidad de impulsar un secretario general que, a la larga, podría ser el candidato socialista a la presidencia del Gobierno. El elegido era Óscar Puente, ya que creían que podría salir elegido en un Congreso del PSOE.
Desde aquellos días se han creado una serie de alianzas en el PSOE, en especial con algunas federaciones, que miran a Puente como uno de los posibles sucesores. En el entorno del ministro niegan que esté pensando en clave sucesoria y afirman que están centrados en la gestión. De hecho, en la actualidad, es uno de los más fieles escuderos de Sánchez pero otros sectores siguen viéndolo como clave en el post-sanchismo y su actitud de los últimos días les reconfirma en su apuesta.

