
Podemos ha elevado el listón de su furia antisemita por la visita de un equipo de baloncesto israelí, el conocido Maccabi Tel Aviv –uno de los grandes clubs europeos– que juega este martes un partido de la Euroliga contra el Real Madrid.
El partido de Irene Montero ha convocado una manifestación frente al Wizink Center, el pabellón en el que se jugará el partido, y además ha pedido "formalmente" y por carta al Gobierno que impida la entrada del equipo y de sus aficionados, a lo que el ministro Albares ha respondido que hay "que dejar el deporte al lado", según informa EFE.
La presunta líder del partido, Ione Belarra, ha explicado su posición en un vídeo publicado en la red social X en el que dice que han trasladado a los ministros de Exteriores e Interior la petición formal para que "prohíba la entrada en Madrid del Maccabí (sic) de Tel Aviv que viene a jugar un partido de baloncesto".
Según Belarra "es evidente que la gente de nuestro país ha dicho alto y claro que no quiere relaciones con los sionistas que están cometiendo un genocidio contra el pueblo de Palestina", asegura, no sólo como si lo que está ocurriendo en Gaza fuese un genocidio y no una guerra contra una banda terrorista responsable de uno de las mayores atentados de la historia, sino lo que todavía es más sorprendente: como si un club deportivo tuviese alguna responsabilidad por las decisiones políticas o militares de su gobierno.
Además, la podemita pide también que se impida la entrada a la afición israelí y, en lo que es probablemente lo más repugnante de un mensaje muy repugnante, dice que "ha generado problemas de seguridad en otros países".
Se trata de una referencia al auténtico pogromo que se vivió en las calles de Ámsterdam cuando jóvenes propalestinos persiguieron a aficionados israelíes por las calles de la ciudad en un episodio de persecución a los judíos que no se recordaba desde los años de la ocupación nazi y que el propio primer ministro de los Países Bajos calificó de un comportamiento "antisemita" y "completamente inaceptable".
De hecho, la policía holandesa, que fue muy criticada por su incapacidad para preservar el orden público, realizó más de 60 detenciones relacionadas con los hechos, ninguna entre los aficionados israelíes a los que acusa Belarra.
"No lo podemos permitir", exclama la líder de Podemos, que acusa a los israelíes de hacer "apología del genocidio" –lo cierto es que desde la perspectiva de la extrema izquierda cualquier israelí que no reniegue públicamente de su país y su religión hace apología del genocidio– y de "extender la islamofobia".