Con el objetivo de elevar los ánimos ante la debacle pronosticada por las encuestas, Yolanda Díaz convocó este viernes a todo su espacio político para compartir los puntos clave en los que se enfocará en los próximos meses: reducción de la jornada laboral, subida del salario mínimo y la crisis habitacional.
Tras semanas de tensiones dentro del Gobierno de coalición, Yolanda Díaz, da por hecha la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, después de duros reproches contra el ministro de Economía, Carlos Cuerpo al que tachó de "casi mala persona". Frente a la rotundidad de Díaz que ya da por ganada esta batalla asegurando que se aprobará el próximo 27 de enero, el ala socialista del Gobierno anticipa que se introducirán modificaciones en la propuesta, como su implementación de manera progresiva, ya que el PSOE no está a favor de aplicar esta medida "de golpe".
En un acto de claro tinte electoral, Díaz junto a los representantes de las formaciones que confluyen en Sumar, intentó cerrar filas en torno a este asunto, dirigiendo airados reproches hacia la patronal y acusándola de aferrarse a modelos arcaicos: "Han pasado de querer evitar que avancemos a querer que retrocedamos". La diputada de los Comunes, Aina Vidal caldeó el ambiente al tachar a la CEOE de tener posiciones "anacrónica, cortoplacistas y terraplanista".
En este sentido, el diputado de Compromis, Alberto Ibáñez dejó un recado a Podemos y sus políticas feministas mientras prosigue la pugna por liderar el espacio a la izquierda. "El feminismo no es solamente ponerse una pegatina de color morado y decir que tu partido ha hecho las leyes feministas de este país", arremetió el dirigente valenciano enorgulleciéndose de impulsar una reducción de la jornada laboral que hará que las mujeres "vivan mejor".
"Pacta sunt servanda"
Sumar quiere abanderar la reducción de la jornada laboral por eso insta a su socio de Gobierno a cumplir con los acuerdos y "hacer un uso valiente del BOE", aunque en su intervención Díaz también hizo hincapié en otros asuntos de su rama. En este encuentro y bajo la mirada de cargos del partido y periodistas, Díaz apeló a impulsar grandes avances en materia salarial. "Vamos a subir el SMI 50 euros al mes, 700 euros al año y la subida tiene que ser íntegra", defendió Díaz asegurando que este incremento supone que las familias puedan comer "fruta o pescado". Nuevamente defienden que "ganar derechos no necesita pedir permiso", tal y como soltó la diputada de Más Madrid, Tesh Sidi apostando por la unilateralidad y ninguneando la política del acuerdo.
Además, Sumar ha puesto el punto de mira en la crisis habitacional sobre la que existen numerosas discrepancias con su socio del Gobierno. "Necesitamos más fiscalidad justa para luchar contra la especulación y menos regalos fiscales a los caseros", aseveró Díaz en una clara disidencia contra las medidas en materia de vivienda anunciadas por el presidente del Gobierno, especialmente en lo que respecta a la exención fiscal para los arrendadores que alquilen sus propiedades conforme al índice de referencia.
Díaz se reivindicó como el movimiento de "la esperanza" y el motor de los avances en el Gobierno de coalición. "No se avanza viviendo de las rentas", argumentó la líder de Sumar para además aconsejar al PSOE que "ceda cuando hay que ceder", precisamente la semana en la que Sumar habría mediado con Junts por su petición sobre la cuestión de confianza para que el bloque de investidura no saltara por los aires.