
El presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Lluís Llach, no levanta cabeza. Su suerte corre pareja a la de la entidad que llegó a movilizar a cientos de miles de personas como figurantes del llamado procés durante la década pasada. Ahora, el día a día de la organización es un resumen de la desmovilización en las filas independentistas.
Los resultados de la última asamblea general extraordinaria muestran a las claras la decadencia de la ANC. La entidad presumía hace dos años de contar con más socios que el Barça, un total de 96.000. De estos, 46.000 con derecho a voto por estar al corriente del pago de la cuota. A pesar de presumir de músculo, en la votación telemática para aprobar los planes de la organización sólo han votado 2.443 socios.
La propuesta de la dirección que preside Llach ha logrado, eso sí, un aval del 83% gracias a los votos favorables de 2.305 socios. El 13%, 308, votó en contra y el 4%, 91, en blanco. La lectura positiva, según la organización, es que han doblado la participación de la última asamblea general, la de 2023, en la que sólo votaron 1.142 afiliados.
En cuanto a la última "hoja de ruta", esta aboga por "conseguir la independencia basada en la unilateralidad, la denuncia del expolio fiscal y el fin de los pactos con el españolismo". El documento señala que "la apuesta por la unilateralidad se concreta en la creación de un movimiento de desobediencia civil como única respuesta a la actitud totalitaria de España".
La "ocupación española"
También se aboga "por una estrategia de renacionalización, por la denuncia del expolio fiscal y los otros efectos nefastos de la ocupación española con el objetivo de llegar a toda la población más allá de los convencidos". Además, se defiende "la creación de estructuras de país fijadas en el tejido social que planifiquen y organicen la soberanía catalana sobre el territorio, la administración y las infraestructuras de país en el momento de hacer efectiva la independencia".
Reactivar la movilización y la confrontación con el Estado es otro de los objetivos de la organización separatista. En ese sentido, la "hoja de ruta" alude a una "escalada de movilizaciones que retorne al independentismo la capacidad de paralizar el país en el momento de hacer efectiva la república catalana". Recuperar el frente común de los partidos independentistas y que estos rompan los pactos con los socialistas son propuestas que figuran también en el documento.

