
En el Gobierno justifican la tardanza a la hora de convocar el Debate sobre el Estado de la Nación porque dicen que Sánchez se ha sometido a más de 30 debates "sobre política general". La cifra esconde una trampa porque la mayor parte de esas comparecencias son para informar sobre las conclusiones de los Consejos Europeos. Otra cosa es que Gobierno y oposición aprovechen la ocasión para debatir sobre la situación del país.
Este miércoles se volverá a vivir un Pleno similar aunque, a diferencia de otras ocasiones, lo que se debatió en Bruselas el día 6 de marzo y los días 20 y 21 es tan trascendental que será difícil salirse del guion hacia cuestiones más domésticas. El rearme aprobado por los países de la UE, a excepción de Hungría, se traducirá en un cambio radical de la política de defensa de Europa y de las cuentas de los países .
Casi todos los presidentes europeos han comparecido ante sus parlamentos o se han dirigido a la nación en mensajes televisados. Sólo falta Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo español es, junto con Giorgia Meloni, uno de los más ambiguos a la hora de defender el rearme europeo. Incluso, al igual que la italiana, ha dejado constancia de su oposición a utilizar este término. Una lentitud que en Moncloa justifican porque España e Italia son países más alejados de Ucrania que otros como Polonia o Finlandia, donde la población civil está más concienciada con la defensa frente a Rusia.
Tampoco se espera que este miércoles Sánchez detalle más. "No se trata de un debate de anuncios. Es un debate de pedagogía y filosofía", admiten fuentes del Ejecutivo que justifican que el presidente vuelva a dar largas para evitar concretar plazos, cifras o aportar más información adicional. Sólo habrá "pedagogía" hacia los ciudadanos y, en especial, hacia sus socios parlamentarios. "Hay que concienciarlos", admiten en el Ejecutivo, donde piden entender "la trascendencia del momento".
Otros miembros del Gobierno detallan que la intervención del presidente se centrará en "qué entiende él que necesita Europa y por qué cree en esa defensa". O, como apuntan los más cercanos a Sánchez, "hablará de un horizonte más que de una cifra". Es decir: que nadie espere que detalle si España está más o menos cerca de cumplir con la exigencia del 2% del PIB en Defensa.
En cambio, ésta será una de las preguntas que formulará Alberto Núñez Feijóo que denunciará que se haya llegado hasta aquí sin un plan de defensa y va a apretar al Gobierno con cuánto dinero tiene previsto invertir y cuál es el plazo o de dónde van a salir esas partidas.
La soledad ante sus socios
En Moncloa ya advierten de que, hasta finales de año, no se sabrá el porcentaje exacto porque "se computa el gasto, no la inversión". Una justificación bastante vaga ya que otros países, como por ejemplo Alemania, donde aún no han confirmado gobierno, sí han hecho una estimación del Presupuesto que destinarán durante este 2025. Lo único que tienen claro en el entorno de Sánchez es que la línea roja es "no tocar el gasto social" y que esto lo recalcará Pedro Sánchez durante su intervención.
Una promesa que ya la ha comunicado a sus socios y con la que espera atraer a partidos como Sumar, ERC o Bildu. En el Ejecutivo siguen siendo optimistas con el partido de Yolanda Díaz . También pronostican que Junts se acercará al PNV y será más comprensivo con el gasto en defensa.
En Génova no lo ven así y Feijóo tratará de evidenciar "la falta de apoyos entre sus aliados parlamentarios y en su propio Gobierno". Los populares lamentan que tienen "más información por parte de otros líderes europeos que por parte del jefe del Ejecutivo español".
¿Cómo conseguirá el dinero?
La cuestión que tampoco detallará Sánchez es qué instrumentos va a usar para aumentar la inversión. Los populares creen que hay tres vías: la "democrática" (presupuestos), "el más tramposo" (decretos) y "el más arbitrario" (modificaciones de crédito). En el Gobierno ya han dejado caer en privado que son más partidarios de las modificaciones presupuestarias de partidas no ejecutadas. Lo que está perdiendo fuerza es el fondo de contingencia de 4.000 millones y que se reserva para situaciones de emergencia.
En Moncloa siguen estudiando más opciones y una de las nuevas pasa por generar un nuevo crédito, aunque el problema que tiene es que esto sólo se puede autorizar por el Congreso. Una dificultad añadida de un Ejecutivo que sigue dispuesto a esquivar todo lo que pueda a la Cámara Baja para evitar que se evidencie su soledad, como ocurrirá este miércoles.