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El fracaso de la "carta a la ciudadanía" de Sánchez: un año después, más imputaciones y encuestas mediocres

Tras una catarata de escándalos sin precedentes, el efecto de la carta del "hombre profundamente enamorado" se ha diluido en estos 365 días.

Tras una catarata de escándalos sin precedentes, el efecto de la carta del "hombre profundamente enamorado" se ha diluido en estos 365 días.
Pedro Sánchez, en el Congreso. | Europa Press

El 24 de abril de 2024 Pedro Sánchez sorprendía a todos con una de sus maniobras más estrafalarias: hacía pública una carta a la ciudadanía, se declaraba "profundamente enamorado" de su mujer y se tomaba cinco días de asueto para meditar sobre su futuro político.

Tras el show epistolar, después de una manifestación grotesca –y mucho menos masiva de lo que el PSOE dijo y dice– el presidente anunciaba su decisión de seguir en el cargo.

Ha pasado justo un año y cabe preguntarse si aquella carta y aquella exhibición han tenido los efectos que buscaban. Adentrándonos en la siempre procelosa mente del presidente del Gobierno, se puede pensar, sin mucho margen de error, que buscaba tres grandes efectos: reforzar la fidelidad absoluta de todo el PSOE y detectar posibles traidores, presionar a la Justicia y, Sánchez nunca hace nada sin contar este factor, dar un impulso a sus expectativas de voto en un momento complicado.

María Jesús Montero es el ejemplo perfecto de que el primer objetivo de Sánchez si está conseguido: su pérdida de influencia en el Gobierno y su candidatura kamikaze en Andalucía son, según todos los analistas, fruto de sus movimientos en aquellos fatídicos cinco días y una advertencia brutal al resto de la grey.

Begoña, requeteimputada

Pero fuera del PSOE las cosas no han ido tan bien: la Justicia, por ir al segundo punto, en lugar de sentirse intimidada ha seguido su labor en todos los frentes y el avance ha sido espectacular en muchos de ellos.

Para empezar, en el asunto que provocó la misiva del presidente: los problemas legales de Begoña Gómez no han hecho más que empeorar, baste recordar que si en aquel momento el juez Peinado la imputó –el término jurídico es que le otorgó "la condición de investigada"– por dos posibles delitos, tráfico de influencias y corrupción en los negocios, ahora la imputación incluye otras dos infracciones recogidas en el Código Penal: intrusismo profesional y apropiación indebida.

Pero eso no es todo, es que el caso ha crecido en todos los sentidos: de la denuncia basada en informaciones de prensa se ha pasado a pruebas tangibles de irregularidades en la creación de la cátedra en la Complutense o en el software producido por Google, Indra y Telefónica —que invirtieron en él 110.000, 128.000 y 55.000 euros, respectivamente– y del que, presuntamente, la mujer del presidente se apropió indebidamente a posteriori.

Además, las últimas revelaciones de la UCO en el caso del rescate de Air Europa dejan en un lugar muy comprometido ya no a Begoña Gómez, sino al propio presidente del Gobierno. Y lo que es peor: Dios sabe lo que puede seguir apareciendo en los móviles intervenidos.

Pero es que los problemas con la Justicia de Sánchez y su Gobierno no se limitan a los negocios turbios de la mujer del presidente: desde el pasado 27 de noviembre su hermano también está imputado y la catarata de pruebas en su contra no deja de crecer.

Y por mucho que desde el PSOE se niegue todo, lo cierto es que la investigación judicial está acorralando a David Sánchez y a los altos cargos socialistas en Badajoz: hay pruebas bastante concluyentes de que la plaza estaba entregada al hermano del presidente antes de que se iniciase el proceso judicial y hay también testimonios que apuntan a lo mismo. No cabe ninguna duda de que el autor de La danza de las chirimoyas irá a juicio y muy pocas de que lo tiene realmente crudo. Amén de que, con condena o sin ella, la responsabilidad política es más que evidente.

El fiscal, el ministro y el comisionista

No se vayan todavía que aún hay más: desde el pasado mes de octubre y por primera vez en la historia también está imputado el fiscal general del Estado.

Álvaro García Ortíz recurrió al borrado de todos sus mensajes y a cambiar de móvil para eliminar las pruebas que, presuntamente, le relacionaban con la revelación de secretos del que fue víctima el novio de Isabel Díaz Ayuso, pero de nuevo la situación procesal es muy complicada.

Y todavía puede serlo más si se confirma lo que parece apuntar el auto del Supremo que, este mismo miércoles, abría una pieza separada con datos que se podrían haber recuperado de los móviles del fiscal general, es decir, que al final puede haber pruebas a pesar del cuidado que puso en eliminarlas.

¿Les parece demasiado? Pues seguimos para bingo: el Tribunal Supremo también ha imputado al que fuera número dos del PSOE, ministro de Fomento y hombre de absoluta confianza de Pedro Sánchez: José Luis Ábalos.

Cuatro posibles delitos contemplan al todavía diputado, entre ellos el de organización criminal. Además, los escándalos a su alrededor se multiplican, las tramas crecen como setas en un criadero y los contratos a señoritas de compañía en empresas públicas empiezan a salpicar a otros altos cargos de la Administración.

No, no parece que la Justicia se haya sentido especialmente intimidada por la carta de Pedro Sánchez ni por los múltiples ataques que él mismo, su Gobierno en pleno y todo el PSOE han venido lanzando contra los jueces en general y contra los instructores de estos casos en particular.

¿Y las encuestas?

Nos queda la tercera parte del análisis: ¿al menos todo esto le ha servido a Sánchez para sacar rédito electoral? No lo parece: es cierto que, en mayor o menor medida todos los sondeos registraron una subida después de la carta en la que el presidente se declaró "profundamente enamorado" de su mujer, pero un año después ese efecto se ha diluido.

Para comprobarlo analizamos los datos de ocho empresas demoscópicas –Sigma Dos, NC Report, Celeste Tel, 40 dB, Hamalgama Métrica, GESOP, Sociométrica y Target Point– que nos permiten comprobar qué intención de voto tenía el PSOE poco antes de la carta, en cuál estaba un par de meses después y cómo le va a ahora.

Sólo dos de ellas apuestan por una subida significativa entre la primera y la última de estas catas, aunque una lo hace de forma muy contundente: tres puntos más. Además, una tercera pronostica un ascenso muy leve de sólo dos décimas y una cuarta cree que los socialistas están exactamente igual. Finalmente, las cuatro restantes describen descensos mayores de medio punto.

Si calculamos las media de los resultados de todos los sondeos se ve más claro cómo la carta sí produjo un ascenso claro, pero a día de hoy esta subida se ha diluido y eso que en los últimos meses el PSOE ha tenido una ligera recuperación en varios estudios demoscópicos.

Así, la media de las ocho encuestas antes de la carta era el 28,33%, un par de meses después se elevaba hasta el 29,83% y, sin embargo, en los últimos sondeos publicados por cada una de estas firmas vuelve a caer al 28,41%. Es cierto que está ocho centésimas por encima que el primero de los resultados, pero sigue describiendo una caída de más de un punto y medio sobre el momento posterior a la carta.

Sí, con todo lo que ha caído en este año la capacidad de Sánchez para aguantar es poco menos que milagrosa, pero el tema es un poco más complicado: para empezar porque en este plazo Sumar se ha pegado un batacazo fenomenal, es decir, que en parte Sánchez se mantiene en pie a costa de hundir a unos socios a los que necesita para poder seguir teniendo una mayoría suficiente. Y, en cualquier caso, podemos concluir que, al menos desde el punto de vista de lo que dicen las encuestas, la carta a la ciudadanía fue un fogonazo de cierta intensidad, pero de escasa duración.

Si a todo esto sumamos la inestabilidad en la propia coalición de gobierno, mayor que nunca gracias al aumento del gasto en defensa, el hecho de que no hay Presupuestos y las cesiones cada día mayores y cada día más difíciles a los separatistas está claro que Sánchez está este 24 de abril de 2025 bastante peor que el 24 de abril de 2024. Y encima ya ha gastado la bala de mandarle una carta a la ciudadanía.

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