
Alberto Núñez Feijóo ha impregnado el Congreso del PP en un clima electoral. En medio de la catarsis que vive el PSOE, con Pedro Sánchez en su peor momento político, la cita del PP ha terminado convirtiéndose en el pistoletazo de salida de la precampaña. Lo que iba a ser un cónclave para revalidar su cargo, que ha logrado con un 99.24% de los votos, además de propiciar cambios para generar ilusión, está siendo la plataforma de lanzamiento de su candidatura a la presidencia del Gobierno.
"Estamos aquí por España, nada más", ha comenzado diciendo en su discurso, dejando al margen en todo momento las cuestiones internas para dirigirse constantemente a los españoles, no sólo a los militantes del PP, y pedirles "llegar a diez millones de votos" para "lograr el cambio en el país tras el recuento electoral".
Una intervención en la que ha nombrado más de una docena de veces la palabra "España". Dando por hecho que recibirá el apoyo masivo de las bases, Feijóo ha adoptado el modo mitinero, prometiendo cumplir "la palabra dada", construir una "alternativa nítida" y ofrecer "luz al final del túnel". "No quiero ganar para llegar, quiero llegar para que España gane", ha dicho.
Feijóo ha recordado que hace tres años celebraron un congreso para "resolver la crisis interna del PP" y ahora lo celebran para "dar respuesta a la crisis de España". Emocionado por momentos al dirigirse a los suyos, el líder del PP ha prometido "acabar con los atropellos y la pesadilla que estamos viviendo, con las reformas que impidan que se pueda causar tanto daño a la nación".
Una "doble tarea", ha dicho, para terminar con "el deterioro institucional" y aprobar "las leyes necesarias" que impidan que "ningún presidente pueda volver a deteriorar las instituciones y la democracia". Para ello, ha puesto de ejemplo el armazón ideológico en el que se basarán los programas electorales del partido en las futuras citas con las urnas. Un cuerpo compuesto por 50 páginas con todo tipo de medidas que servirán de base también para los comicios autonómicos y locales.
Recuerdo a las víctimas de ETA
En este sentido, ha defendido la "unidad entre españoles", la "igualdad ante la ley", la "diversidad", las "instituciones", el "Estado de Derecho" y la "dignidad de las víctimas del terrorismo", nombrando de manera expresa, delante de una emocionada Marimar Blanco, a su hermano, Miguel Ángel Blanco, o a Gregorio Ordóñez, como hiciera este viernes José María Aznar. Pero también a Ernest Lluch o Fernando Buesa, socialistas asesinados también por ETA "a los que no recuerda su partido".
Este ha sido uno de los momentos más emotivos de la cita, donde todos los presentes en el Pleno del Congreso se han puesto en pie para aplaudir a las víctimas del terrorismo y recordar su memoria. El expresidente del Gobierno ha estado presente durante la intervención de Feijóo, que le ha nombrado varias veces para darle las gracias y referirse a la refundación del PP que llevó a cabo. No estaba Mariano Rajoy, aunque el líder del PP sí se ha referido a él de forma muy breve.
Una refundación que ha puesto de ejemplo para defender la "centralidad". "La centralidad política no es indefinición, sino ambición. La centralidad tampoco es prescindir ni de ideología ni principios. No desisto de mi aspiración de volver a ser el partido de los diez millones de votantes", ha dicho, presentando al PP como "la casa de la democracia cristiana, el liberalismo y el conservadurismo", como hiciera Aznar en su día.
Otros de los momentos más aplaudidos de su intervención has sido cuando ha nombrado a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la que ha dado las gracias por apoyarle, y a Cayetana Álvarez de Toledo, que entra en el CEN, tal y como ha avanzado Libertad Digital.
"A mentiras, cesiones, maniobras, propaganda y a enfrentar a los españoles, que ganen ellos. Pero a valores, a convicciones, a proyecto, a servicio y a democracia,¡los vamos a arrasar!", ha dicho Feijóo en una de las pocas alusiones que ha hecho a la situación de su adversario político para decir que "no estoy dispuesto a aplicar a la corrupción la doble moral de ser indulgente con los nuestros y exigente con los otros".