
Acabamos de ver las últimas designaciones polémicas de Pedro Sánchez en el comité federal del PSOE. Pero lo cierto es que lleva tiempo definiendo su equipo más cercano. Y el historial de presunta corrupción es inagotable.
Hay que recordar que Pedro Sánchez escogió para sus primarias y moción de censura a José Luis Ábalos: imputado ahora por cuatro delitos, entre ellos organización criminal. Por el camino, el elegido de Sánchez demostró ser un amigo entregado a la narcodictadura venezolana, tanto de Félix Plasencia como de Delcy Rodríguez -mano derecha de Nicolás Maduro con la entrada prohibida en la UE por sus crímenes contra los derechos humanos (aunque eso a Sánchez, Ábalos, Marlaska, Ribera, Montero y demás del PSOE no les importó)-.
Por el camino, Ábalos demostró que también sabía hacer otro tipo de amigos. O, mejor dicho, amigas, aunque estas eran de pago. Y todo ello, con pleno conocimiento del partido que, mientras, se dedicaba a decir que luchaba contra la prostitución. Debía ser por agotamiento.
Pero Sánchez escogió a más, incluso antes que a Ábalos. Eligió a Santos Cerdán, que ya en 2014 amañaba primarias para Sánchez metiendo papeletas falsas en las urnas de su propio partido.
Es más, poco más tarde -en 2015-, Cerdán ya lograba concesiones públicas de la mano del PSOE-PSN- como la de Mina Muga, donde se colaba en el reparto de más de 50 millones. Un anticipo de la adjudicación de los túneles de Belate, donde se repartieron más de 70 millones.
Cerdán mostró sus dotes: con un crowdfunding de al menos 128.000 euros en otras primarias de Sánchez que fue declarado "irregular" por el Senado; con un amaño más en las primarias del PSOE andaluz; o con una fundación como Bancal de Rosas para ayudar a Sánchez en las primarias de 2017, las mismas en las que su equipo se llevó a escondidas una urna para llenarla de votos tras un biombo, tal y como denunció no la fachosfera, sino otro socialista como Tomás Gómez.
Ahora Cerdán, el mismo que montó la cloaca para destrozar con denuncias falsas a jueces, fiscales, UCO y periodistas que seguían la corrupción socialista, está en Soto del Real.
Pero Sánchez ha elegido a más personas de su plena confianza. Y cuando vio que estos dos primeros estaban pillados, decidió sustituirlos. ¿Por quién?
Por ejemplo y temporalmente, por Ana María Fuentes. ¿Que quién es Fuentes? Pues la gestora del partido que reclamaba lo que ellos denominaban el "impuesto" y que la Justicia ya lo investiga como presunta financiación ilegal del PSOE cobrada a constructoras de la trama a cambio de obras públicas amañadas que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos.
Y Sánchez acaba de elegir a otra persona, a Rebeca Torró como sustituta estable de Santos Cerdán. ¿Quién es Torró? Pues la misma que se encargó de dar o confirmar más de 7 millones de euros en obras públicas a Levantina, la principal empresa de la trama, la misma que decía que, para lo que pagaban, recibían pocas obras porque se colaban otras constructoras que aportaban menos.
Y también eligió, por ejemplo, a Paco Salazar como adjunto a Torró. Y éste no llegó ni a estrenar el cargo porque sus propias compañeras de trabajo en el partido -que se habían callado hasta ese momento- lo denunciaron por acoso sexual. Lo denunciaron internamente, porque, a estas alturas, sigue sin haber la denuncia de verdad: la que obliga la Ley de Enjuiciamiento Criminal, tras tener conocimiento de la comisión de una delito público, a presentar ante el juez, fiscal o Policía.
Y no paró ahí. Sánchez decidió que se mantuviera en el cargo Juan Fran Serrano. ¿Que quién es? Pues el número dos y hombre para todo de Cerdán porque, según Sánchez, no vio nada de lo que hizo Cerdán hasta acabar en Soto del Real.
Y ha elegido a más. Porque sigue respaldando a María Jesús Montero, la misma que suma tres manos derechas achicharradas: su jefe de gabinete, Carlos Moreno -acusado de coger dinero de la trama a cambio de favores fiscales-; su ahora expresidente del TEAC, José Antonio Marco Sanjuán -acusado de llevarse 100.000 euros de sus propios favores fiscales-; y su ya expresidente de la SEPI, Vicente Fernández Guerrero -en el banquillo de los procesados por el caso Aznalcóllar y con una petición de 19 años-.
Y a más. Porque eligió también a un fiscal general ya imputado y en fase de procesamiento por intentar acabar con una rival política filtrando información secreta de su novio.
Y a más. Porque también eligió al delegado del Gobierno en Madrid, también imputado.
Y eligió a más. Porque para llegar al Gobierno eligió a los proetarras del condenado por pertenencia a banda asesina, Arnaldo Otegi; al líder golpista y prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont; al condenado por golpismo separatista, Oriol Junqueras; y a todos los comunistas amigos de los dictadores asesinos Castro, Hugo Chávez, Maduro y compañía. Una investidura, por cierto, que afrontó tras perder las elecciones.
Y eligió hasta entre países. Y prefirió a la dictadura de los asesinos de Hamás antes que a la democracia de Israel.
Y prefiero no hablar de la familia, por eso de que parte de la familia no se elige. Porque, por esa parte, le cae otro procesamiento -del hermano- y cuatro imputaciones más -de su mujer-.
Y es que eso es el PSOE. El mayor compendio del Código Penal visto en mucho tiempo.



