El dueño de la heladería atacada en Barcelona niega las acusaciones separatistas
Asegura que "hacemos nuestro mayor esfuerzo por comunicarnos con todos y siempre atendemos a todos por igual".
El dueño de la heladería Dellaostia en el barrio de Gracia de Barcelona, Leandro Rincón, ha desmentido la versión del concejal de distrito de ERC Guillem Roma, quien acusó a los trabajadores del establecimiento de haber discriminado a su pareja por razón de lengua. Según Roma, su mujer habría recibido un trato grosero.
Nada más lejos de la realidad, según el empresario Rincón, de nacionalidad argentina, quien ha declarado al medio de su país La Nación que "nosotros decidimos venir a vivir, a invertir acá, porque amamos esta ciudad. Hacemos nuestro mayor esfuerzo por comunicarnos con todos y siempre atendemos a todos por igual. No hay ningún problema con el catalán".
Según Rincón, el incidente surgió porque una trabajadora de la heladería recién llegada a España no comprendió el término "maduixa", que significa fresa. Ante la negativa de la denunciante a traducir la palabra, intervino el dueño para tratar de razonar con la mujer, quien en un tono agresivo replicó: "Nosotros aquí hablamos catalán".
El dueño se permitió recordar a su clienta que el español también es lengua oficial en Cataluña y que "en última instancia estamos en España", lo que sulfuró a la mujer, quien acto seguido lo tachó de "imbécil".
Rincón insiste en declaraciones al citado medio que "nosotros no tenemos ningún problema con el catalán. Hace casi tres años que abrimos este local y todos los días atendemos a todos en el idioma en que quieran hablar y nunca hubo un problema".
Rincón lamenta la vandalización de su establecimiento y comentarios en redes como los del exdiputado de la CUP Antonio Baños, quien instó a adoptar represalias contra la heladería hasta conseguir su cierre. También denunció que además de las pintadas y las pegatinas en la fachada del comercio, les han echado pintura en las cerraduras de las persianas para que no puedan abrir el local.
La polémica es de tal envergadura que llegó a intervenir el prófugo Carles Puigdemont, quien en tono dramático aseguró: "Me están impidiendo una vida normal por el hecho de que hablo catalán. Y eso es muy grave. Es un acto de violencia contra tu intimidad. ¡Pero qué es eso! Reírse de alguien porque habla catalán. O echarlo de un establecimiento porque habla catalán. ¡Pero dónde se ha visto esto! ¿Lo aceptaríamos con otra lengua? Así que escuchad europeos, mundo, está pasando una cosa muy grave con el catalán, nos están discriminando y vejando por razón de lengua".
Sin embargo, la versión de Puigdemont no tiene nada que ver con la realidad.
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