El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido de manera rotunda la "inocencia" de su hermano, David Sánchez, quien se encuentra actualmente en el banquillo, así como de su esposa, Begoña Gómez, quien este sábado deberá acudir al Juzgado del magistrado Peinado para ser informada del procedimiento por el que será juzgada por un jurado popular por un presunto delito de malversación.
"El tiempo pondrá todo en su sitio. Son inocentes", ha insistido Sánchez desde Nueva York, en respuesta a las preguntas formuladas por los cuatro medios autorizados: El País, la SER, RNE y El Diario, toda una muestra de la pluralidad informativa que le gusta al Gobierno.
El presidente no solo ha censurado la actuación de los jueces, sino también ha dejado un recado a los medios de comunicación que informan sobre la fase procesal en la que se encuentra su familia. "Nos toca defender la verdad, que acabará imponiéndose, y espero que cuando eso suceda tenga la misma repercusión mediática".
"Pueden sacar ustedes las conclusiones que consideren", ha señalado Sánchez, visiblemente molesto, al cerrar filas en torno a la corrupción que cerca a su familia y que ha llevado a varios ministros del Gobierno de coalición a salir en su defensa.
"Surrealista" o "extraño" son los adjetivos que han resonado en los pasillos del Congreso, pronunciados por ministros como Félix Bolaños y Pilar Alegría, quienes no solo han cuestionado la "imparcialidad" del juez Peinado, sino también sus intenciones. Más directa y poco institucional se mostró la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez diciendo que "pueden llamar a los de la calle Ferraz para que vayan al jurado popular", en referencia a las protestas que habitualmente se convocan frente a la sede del PSOE.
Durante su comparecencia ante los medios, Sánchez no ha repetido la acusación de que "hay jueces haciendo política" formulada en su entrevista en Televisión Española, pero el Ejecutivo ha señalado la intencionalidad del juez Peinado de "humillar públicamente" a Begoña Gómez.

