En el Ejecutivo de Pedro Sánchez, por momentos, los lapsus han sustituido a la gestión. Las ministras Yolanda Díaz y Pilar Alegría se han erigido como las máximas exponentes de una forma de gobernar basada en el eslogan vacío, el dato maquillado y el error inconsciente.
Sus deslices, lapsus y confusiones han dejado de ser anécdotas para convertirse en una categoría propia, un síntoma del nivel a que nos está acostumbrando este Gobierno.
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, acumula un historial de ocurrencias, rectificaciones y errores que van más allá de la anécdota para mostrar públicamente un perfil político errático y, en ocasiones, desconectado de la realidad que dice defender. Sus ya célebres lapsus verbales, sumados a polémicas de mayor calado, siembran serias dudas sobre su preparación y la solidez de sus planteamientos, evidenciando una preocupante inconsistencia en una de las figuras clave del Ejecutivo de Sánchez.
Por su parte, la portavoz y ministra de Educación, Pilar Alegría atesora varios momentos memorables. Uno de los más sonados ocurrió en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, entre risas, comentó a los periodistas "me repito más que la mojama", mezclando dos frases hechas.
Siguiendo su estela de gazapos, hace un año, preguntada por la muerte de dos guardias civiles en Barbate arrollados por narcos, prometió "contundencia cero". En su trayectoria como portavoz y miembro del Gobierno, también ha soltado perlas como "jurisdisprudencia" cuando comentaba las consecuencias de la Ley de Sólo Sí es Sí o "producieron" al hablar de las manifestaciones del 20-N de 2022.
Díaz y Alegría son las dos caras de la misma moneda: un Gobierno que desprecia los hechos y prefiere refugiarse en una propaganda cada vez más increíble. Sus errores ya no causan sorpresa, sino una profunda preocupación por la falta de rigor y la frivolidad con la que se manejan los asuntos de Estado.

