Las 72 horas que precipitaron la dimisión de Mazón ante Feijóo, ahora en manos de Vox
Santiago Abascal debe decidir si apoya al PP en una nueva investidura o fuerza una convocatoria electoral.
La salida de Carlos Mazón era la crónica de una muerte (política) anunciada. Pese a sus esfuerzos finales para intentar repetir como candidato y mejorar su imagen, su futuro quedó sentenciado el 29 de octubre de hace un año, cuando en plena catástrofe permaneció sentado a la mesa comiendo con una periodista. Sus constantes contradicciones y su negativa a pedir la emergencia nacional, terminaron por sentenciarle.
El punto de inflexión lo marcó el funeral de la dana. El chorreo de abucheos, gritos, insultos y reproches que le lanzaron las víctimas aquel día, azuzadas también por el Gobierno de Pedro Sánchez, que hizo todo lo posible por agravar una escena ya de por sí muy dura, le hicieron tomar la decisión de dimitir. Horas después de aquello, el presidente valenciano telefoneaba a Alberto Núñez Feijóo para comunicárselo, según transmiten fuentes conocedoras de esa llamada.
Ambos tenían fijado un encuentro en persona para el 7 de noviembre. El objetivo era hacer balance del año posterior a la dana. El presidente del PP ya había decidido que Mazón no repetiría como candidato del PP a la Comunidad Valenciana, y ese parecía el día propicio para transmitírselo. La cita, sin embargo, ha terminado siendo innecesaria al precipitarse los acontecimientos.
La cronología de los hechos
El jueves 30 de octubre, horas después del funeral, en plena comparecencia de Pedro Sánchez en el Senado, el presidente valenciano dijo públicamente que tenía que abrir un tiempo de "reflexión", sugiriendo lo que finalmente confirmó este lunes. Llamó a Feijóo, que le pidió esperar para negociar los términos de su salida, también para no desviar el foco de lo que ocurría en la Cámara Alta.
Mazón, muy afectado en lo político y lo personal, y que se ha visto muy influenciado por su familia, decidió aguantar solo por unos días. El viernes 31 continuaron las conversaciones entre ambos. Entre medias, un encuentro de la cúpula del PPCV que, según diversas fuentes, "fue casual ya que se reúnen de manera periódica". No hubo presiones para elegir un candidato a las elecciones y Génova niega que se haya sugerido el nombre de Vicent Mompó.
Feijóo y Mazón se tomaron un respiro el sábado 1º de noviembre, festividad de Todos los Santos. El domingo día 2 retomaron las conversaciones, en un intercambio de llamadas que se prolongó hasta última hora del día, según ha podido saber este periódico. Según fuentes de la dirección nacional, no se habló en ningún momento de posibles candidatos a sucederle. "Lo urgente era resolver la situación de Mazón", aseguran, desmintiendo que su favorita sea la alcaldesa María José Catalá.
El candidato a las elecciones queda aún más lejos y se abordará una vez se constate si hay o no investidura. Será entonces cuando se decida si nombrar una gestora para dirigir el partido o designar a un nuevo presidente del PPCV, cargo que también deja Mazón, que mantiene su acta de diputado ya que "no está imputado en ninguna causa", defienden en el PP. Mantiene así el aforamiento ya que, de otra forma, podría procesarle la juez de Catarroja de la dana.
El PP queda en manos de Vox, con el que no ha hablado
El pacto alcanzado entre Feijóo y Mazón se comunicó primera hora del lunes. Mazón anunciaba que dimitía de la presidencia pero no lo hacía efectivo hasta seis horas después, provocando desconcierto. Ponía así en marcha el reloj electoral y abría una negociación con Vox para evitar la convocatoria de elecciones. Según el Estatuto y la Ley Electoral, desde el lunes hay doce días de plazo para elegir un candidato a sustituirle, y tres días después se fijará el Pleno de investidura.
En caso de que resulte fallida, hay dos meses para alcanzar un acuerdo de investidura. Si no se logra, automáticamente se disolverán las Cortes valencianas y 54 días después los valencianos serán llamados a las urnas. De Vox depende evitar esas elecciones. Tanto el entorno de Feijóo como el propio Santiago Abascal confirman que no ha habido contacto estos días entre ambas formaciones. "El PP pretende que estos sean lentejas", resumió el líder de Vox, visiblemente enfadado.
La negociación, por tanto, arranca torcida. Abascal ha mostrado siempre su desacuerdo con la salida de Mazón, al que señala como un "chivo expiatorio" que el PP "ha entregado al Gobierno", sugiriendo que su dimisión deja indemne a Pedro Sánchez de asumir responsabilidades. Juanfran Pérez Llorca suena como posible presidente de transición, aunque el PP no pretende negociar el nombre del candidato con Vox, sólo su apoyo a la investidura. El encargado de pilotar los contactos será el PPCV que deberá hablar con Bambú, como ocurrió tras las elecciones autonómicas.
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