
Lo mejor que se puede decir de Carlos Mazón es que carece del don de la oportunidad. Hasta dimitir lo ha hecho mal. El día que el fiscal general del Estado estaba llamado a hacer historia de la más baja estofa, el ya expresidente valenciano le arrebataba todo protagonismo con una comparecencia patética. Después de lo visto en su propio funeral, Mazón era el adulto de "El sexto sentido" hablando solo.
La dimisión ha llegado tan tarde que ahora piden cárcel para el cadáver político. Directamente. Pedro Sánchez se debe estar partiendo la caja. No puede tener mejor colaborador que el PP. Mazón dimite el mismo día que arranca el juicio a su fiscal y el mismo día también en el que sale el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre los vínculos de la trama de Koldo y Ábalos con el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.
El documento de la Benemérita en calidad de policía judicial es la historia de siempre en el PSOE: la corrupción. El presidente de la comunidad canaria ocupándose de que se le pague al chófer del chófer de un ministro por unas mascarillas caras y defectuosas, el típico negocio de las cabras con el que un colega se compra un chalet con piscina.
Con eso y con todo, aún se hablará de Mazón. Su calvario no ha hecho más que empezar. La izquierda es inclemente. No tiene piedad, no hace prisioneros y no atiende a razones. En cambio, la derecha de los toros, la caza y las procesiones es todo lo contrario, una organización no gubernamental que se apiada de los pecadores de la izquierda.
Los dirigentes socialistas y los de todas las facciones de la extrema izquierda no tienen reparo alguno en usar a los muertos. Muertos de todo tipo y condición. Víctimas del terrorismo, de las catástrofes naturales, de los errores médicos, de la falta de medios, de la inseguridad ciudadana, de la violencia sexual, de los incendios, etcétera, etcétera. Y todos por culpa del PP. Siempre. Por sistema. La propaganda funciona como un motor alemán. Dicen que Mazón es un asesino y gente muy vegana, muy animalista y muy propalestina sería capaz de quemarlo en una hoguera sin pensárselo dos veces.
Del fiscal general y del ministro canario no tienen ni idea. De Ábalos deben pensar que se trata de un humorista que imita a Torrente. Y de Koldo, que se trata del famoso experto financiero de las chistorras. A Pedro Sánchez se lo están poniendo a huevo. El próximo episodio es "PP y Vox, karate a muerte en Valencia".
Y eso mientras García Ortiz se disfraza de fiscal general en el juicio en el que se le acusa de revelación de secretos. El acusado, con toga y puñetas. No se ha visto cosa igual en la historia. Juzgado el más alto representante del Ministerio Público por poner la institución al servicio de Pedro Sánchez en una operación contra una adversaria política, Isabel Díaz Ayuso. La cosa da hasta para malpensar del Propio Partido.
