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Moncloa se prepara para nuevos escándalos sexuales: "Si hay más, que denuncien"

El coste político y social es considerable, especialmente a las puertas de un ciclo electoral que arranca en Extremadura.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Durante cinco meses, la sensación de urgencia ha brillado por su ausencia en el PSOE tras recibir, en julio, denuncias anónimas de militantes que alertaban sobre los comportamientos inaceptables del que fuera asesor de Pedro Sánchez en Moncloa, Paco Salazar. A este escándalo se han sumado ahora los casos del líder del PSOE en Torremolinos, Antonio Navarro, y del alcalde de Monforte de Lemos, José Tomé, mientras desde Ferraz sostienen que esos comportamientos no representan "los principios y valores" socialistas, aun cuando siguen apareciendo nuevas denuncias.

En Moncloa aseguran "no temer" que puedan aflorar nuevos casos de acoso sexual en sus filas, argumentando que eso evidenciaría que las mujeres confían en que el protocolo antiacoso funciona, pese a que durante meses se intentó silenciar las denuncias presentadas contra Salazar, si no hubiera sido por la presión mediática.

"Si hay más, que denuncien", sostienen fuentes gubernamentales que llaman a colaborar a las presuntas víctimas, prometiendo ser sus férreos defensores, después de haber intentado encubrir el caso que salpica al exasesor de Sánchez y de alimentar con su silencio la desconfianza. Desde el Gobierno niegan la mayor y aseguran que su actuación fue "inminente", como trasladó en los pasillos del Congreso este miércoles el ministro Ángel Víctor Torres.

El presidente del Gobierno se desmarcó durante la sesión de control de cualquier responsabilidad en el caso que salpica a Moncloa, al rebajarlo a "acoso laboral", señalando que "es un problema estructural" y que "una de cada tres mujeres manifiesta que ha sufrido acoso laboral en su entorno de trabajo", haciendo referencia a una encuesta elaborada por el Ministerio de Igualdad.

En Ferraz sobrevuela la idea de que se está acelerando la elaboración del informe sobre Salazar para zanjar este asunto cuanto antes, mientras insisten en que su intención es no elevarlo a la Fiscalía.

La situación se vuelve cada vez más delicada para el Gobierno, que reconoce en privado que la elección de Salazar, su mano derecha Antonio Hernández, cesado este martes de Moncloa, o José Luis Ábalos fueron "malas", pero dicen que "solo fueron tres", sin contar otros cargos salpicados por corrupción y comportamientos inapropiados con mujeres, como Santos Cerdán o Koldo García.

El coste político y social es considerable, especialmente a las puertas de un ciclo electoral que arranca en Extremadura, donde el presidente del Gobierno ha centrado todos sus esfuerzos, y que previsiblemente continuará en Aragón, donde la cabeza de lista del PSOE, la ministra portavoz Pilar Alegría, podría enfrentar un castigo del electorado femenino tras haberse reunido con Salazar una vez conocidas las denuncias.

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