mastodóntica, elefantíaca, descomunal, la madeja de tramas, de oscurantismo, de
maniobras, de corruptelas que campan por la autonomía andaluza que ahora están
mareando la perdiz nada menos que con la Catedral de Córdoba para declararla
propiedad pública. Y todo porque, haciendo abuso de su odio histórico del que ha hecho
gala siempre la extrema izquierda, manejan y manipulan al personal para levantar todas
las artimañas que hagan posible distraer y adormecer la atención de tantos problemas
que hunden progresivamente a esa región tan española.