El respeto, honor y pleitesía que desde el Jefe de Estado hasta el ultimo mindundis de la política han dispensado a un criminal de guerra, genocida y personaje sin escrúpulos que aceptó las reglas de la transición, pensando en ganar el poder e imponer su

ilustra su estupidez supina y su intención de engañar al pueblo llano, a la vez que ensalzan y muestran su culto al totalitarismo asesino e intolerante.

Fue un astuto manipulador sin escrúpulos, una persona que odió a los adversarios dentro y fuera de su ideología y no se merece atención, respeto u honor alguno. Este país ni nadie le debe nada.

Si no hubiese aceptado la Constitución estaríamos igual o mejor. Puede que tuviésemos otra más práctica y más coherente. No gracias por sus deservicios y por su participación en diseñar la transición, según sus intereses, que al final nos ha llevado a este foso lleno de fango donde estamos. A este foso y a tener una partitocracia con políticos que ensalzan y honran la memoria de genocidas totalitarios.