Una cosa es abuchear a una autoridad y otra a un colectivo, sus instituciones y estado y a representante de ese estado. Es que sino, mañana se puede ir a la C. de San Jerónimo o por la zona o el Palace hotel y molerle la cara a cualquiera de ellos,

hasta ponérsela al revés. Luego que me digan que tengo que resptarle, por ser diPUTA-do o similar.

Lo único que se consigue, con esa actitud pasota y denigratoria de la identidad propia y colectiva, es que un día el agravio general y sentido de ultraje puede llegar a tal extremo de contencion, que explota y entoces, pues eso ..... el péndulo ese que carcteriza a este país de lo absurdo.