L. D. / AGENCIAS.-
Powell no se limitó a adoptar el plan Mitchell, sino que precisó que había movilizado a los embajadores de EE UU en Jordania e Israel, al cónsul general en Jerusalén y al nuevo secretario de Estado adjunto para Oriente Próximo, William Burns.
Su misión, dijo Powell, es “sumarse de inmediato a los esfuerzos para terminar con la violencia y ponerse a disposición de las partes”. EE UU, precisó, desea concretar en un calendario las propuestas del informe Mitchell.
El uso israelí de bombardeos aéreos como represalia por el atentado suicida de Netania ha llevado a Bush y Powell a abandonar la política del avestruz ante la escalada de violencia entre israelíes y palestinos. Al comprender que la segunda Intifada se está transformando en una guerra abierta y recibir numerosos llamamientos a un mayor protagonismo de sus aliados árabes y europeos, Bush ha comprendido que no puede seguir manteniendo la actitud de los cuatro meses anteriores.
El primer objetivo es un alto el fuego inmediato e incondicional, que debería ser seguido por una congelación de los asentamientos judíos en los territorios palestinos y el fin de las hostilidades de francotiradores y comandos suicidas palestinos contra el Estado hebreo. Powell fue muy preciso respecto al tema de las colonias israelíes.
“Tomamos nota”, dijo, “de las observaciones del informe Mitchell sobre el impacto negativo para las perspectivas de paz de la continua actividad de asentamientos. Creemos que este asunto es una medida esencial para crear confianza entre las partes”.
Como el informe elaborado por el ex senador estadounidense, Powell cree que, antes de reanudar conversaciones directas bajo el padrinazgo norteamericano, las partes deben dejar transcurrir un tiempo sin graves incidentes, lo que se llama el periodo de restablecimiento de la confianza mutua.
Su misión, dijo Powell, es “sumarse de inmediato a los esfuerzos para terminar con la violencia y ponerse a disposición de las partes”. EE UU, precisó, desea concretar en un calendario las propuestas del informe Mitchell.
El uso israelí de bombardeos aéreos como represalia por el atentado suicida de Netania ha llevado a Bush y Powell a abandonar la política del avestruz ante la escalada de violencia entre israelíes y palestinos. Al comprender que la segunda Intifada se está transformando en una guerra abierta y recibir numerosos llamamientos a un mayor protagonismo de sus aliados árabes y europeos, Bush ha comprendido que no puede seguir manteniendo la actitud de los cuatro meses anteriores.
El primer objetivo es un alto el fuego inmediato e incondicional, que debería ser seguido por una congelación de los asentamientos judíos en los territorios palestinos y el fin de las hostilidades de francotiradores y comandos suicidas palestinos contra el Estado hebreo. Powell fue muy preciso respecto al tema de las colonias israelíes.
“Tomamos nota”, dijo, “de las observaciones del informe Mitchell sobre el impacto negativo para las perspectivas de paz de la continua actividad de asentamientos. Creemos que este asunto es una medida esencial para crear confianza entre las partes”.
Como el informe elaborado por el ex senador estadounidense, Powell cree que, antes de reanudar conversaciones directas bajo el padrinazgo norteamericano, las partes deben dejar transcurrir un tiempo sin graves incidentes, lo que se llama el periodo de restablecimiento de la confianza mutua.
