Sí, estamos en junio y sí, este jueves tendrá lugar el debate presidencial más tempranero de la historia de los debates. Así lo han querido los demócratas, puesto que Trump anunció que debatiría todas las veces que pidieran sin poner condiciones y más o menos así ha sido. La era en que había un comité bipartidista encargado de organizarlo se quebró después de que los republicanos acabaran hartos de que los moderadores siempre acabaran beneficiando al candidato demócrata y ahora las negociaciones se llevan directamente entre las campañas.
Pero no está claro que Trump haya ganado con esto. Este primer debate se celebrará en terreno hostil, la CNN, con un moderador como Jake Tapper, más que conocido por ser un fiel escudero del Partido Demócrata. Un Silvia Intxaurrondo yanqui, por entendernos. Así que lo primero que cabe esperar es que el moderador sea hostil a Trump y trate de ayudar en lo posible a Biden, especialmente si tiene alguno de sus momentos de persona mayor, que es algo que por mucho que lo preparen no se puede descartar que ocurra en alguien que lee en voz alta "Pausa" cuando así se lo indica el teleprompter.
Posiblemente a Trump le ayudaría más no atacar personalmente en exceso a su oponente, dado que eso no le funcionó en 2020, y centrarse más en comparar su acción de gobierno con la de Biden. Aunque no sea un presidente popular, es cierto que en muchos aspectos su presidencia sí lo es – especialmente en los ámbitos económico, migratorio e internacional– y podría aprovecharse de esa nostalgia mejor si los atributos que más repelen a sus críticos, su forma de ser, esencialmente, no sea lo que más quede en la retina de los espectadores.
En cuanto a Biden, lo lógico sería intentar centrarse en alguno de los pocos temas donde cuenta con más apoyo que Trump, como pueda ser el aborto, e intentar provocar a su rival para que saque lo peor de sí, haciendo especial hincapié en su reciente condena penal. Al final, quien suele tener éxito en estos debates suele ser quien logra centrarlos en los temas que más le interesan, y sin duda en esto contará con la ayuda de los moderadores.
Lo que no espero es que Trump barra a Biden debido al estado mental de este último. Seguramente ni le interese, porque algo así podría provocar el suficiente pánico como para que las fuerzas vivas del Partido Demócrata se movilicen para intentar sustituir al presidente por otro candidato, y contra otro candidato es dudoso que Trump pudiera ganar. Siendo además en estas fechas, cualquier ventaja es relativa: el debate importante debería ser el previsto para el 10 de septiembre, también muy tempranero, pero más cercano a las fechas hasta ahora habituales. Les espero mañana para comentar las mejores jugadas de este primer debate.