
El huracán Milton, un ciclón de categoría 5, está poniendo en alerta a la población de Florida, particularmente a la región metropolitana de Tampa, que se prepara para su impacto este miércoles. Con vientos que superan los 250 kilómetros por hora, Milton representa una amenaza significativa para más de 3,3 millones de habitantes.
Esta situación es aún más preocupante tras el reciente paso del huracán Helene, que causó más de 200 muertos. En este contexto de urgencia, la labor de previsión meteorológica y el trabajo de los llamados cazadores de huracanes cobran una relevancia crucial.
La previsión de los huracanes
En situaciones como la actual, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) y el Centro de Huracanes del Pacífico Central (CPHC) son los organismos encargados de monitorear y emitir alertas sobre huracanes en el Atlántico y el Pacífico, respectivamente. Estas agencias forman parte del Centro Nacional de Predicción Medioambiental (NCEP), el cual depende de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Cada seis horas, el NHC emite previsiones detalladas que incluyen la ubicación del centro del huracán, la velocidad máxima de los vientos y la extensión de los vientos más fuertes en varias direcciones. En los últimos años, la precisión de estas previsiones ha mejorado significativamente, logrando pronósticos más fiables, lo que resulta fundamental para preparar a la población ante la inminente llegada de un huracán como Milton. A pesar de estos avances, predecir los cambios en la intensidad del viento sigue siendo un reto, por lo que la vigilancia constante es vital.
Una vez que el huracán ha pasado, se consolidan los datos recogidos en lo que se conoce como la "mejor pista", un registro que permite evaluar la evolución del ciclón y que sirve como base para estudios posteriores.
Los cazadores de huracanes
En paralelo a las predicciones desde tierra, los cazadores de huracanes desempeñan un papel fundamental en la recopilación de datos directamente desde el corazón de la tormenta. Estos equipos, compuestos por meteorólogos, científicos y tripulación aérea, se adentran en los huracanes para obtener información crítica que los satélites y radares desde tierra no pueden captar.
Bumpy ride into Hurricane #Milton on @NOAA WP-3D Orion #NOAA43 "Miss Piggy" to collect data to help improve the forecast and support hurricane research.
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— NOAA Aircraft Operations Center (@NOAA_HurrHunter) October 8, 2024
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En la cuenca del Atlántico y el Pacífico, las misiones de reconocimiento de huracanes son llevadas a cabo por el 53º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico de la Reserva de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y el Centro de Operaciones Aéreas (AOC) de la NOAA. Mientras que la Fuerza Aérea utiliza aviones WC-130, equipados con instrumentos meteorológicos, para medir variables como el viento y la presión, la NOAA emplea aviones altamente instrumentados, como los P-3 Orions y un jet Gulfstream IV, que se utilizan tanto para el reconocimiento como para la investigación científica.
¿Cuál es el propósito de los cazadores de huracanes?
El objetivo principal de estos vuelos es rastrear el centro de circulación del huracán y medir los vientos más fuertes, información vital que se transmite en tiempo real a los pronosticadores en tierra. Esta información no solo permite actualizar las previsiones sobre la trayectoria e intensidad del ciclón, sino también evaluar el tamaño y estructura del huracán, aspectos críticos para determinar su potencial destructivo.
Los vuelos científicos de la NOAA también aportan datos esenciales para entender mejor la interacción del huracán con su entorno, lo que a largo plazo ayuda a mejorar la precisión de las predicciones. Aunque la tecnología ha avanzado significativamente, la intervención humana sigue siendo clave para obtener una visión completa del comportamiento de estos fenómenos.

