Con pocos días de diferencia, Luigi Magione fue detenido por el asesinato del directivo de United HealthCare, Brian Thompson, que deja mujer y dos hijos, y fue declarado inocente Daniel Penny, un buen samaritano que en lugar de mirar para otro lado decidió arriesgarse para defender a los demás viajeros de su vagón de metro. Las reacciones han dejado claro a quién considera héroe la izquierda y a quién lo hace la derecha.
Luigi Magione es un pijo de clase alta cuya acomodada familia envió a la Universidad de Pensilvania, una de las universidades de mayor prestigio de Estados Unidos, perteneciente a la Ivy League junto a las más famosas Harvard, Yale, Princeton o Columbia. Pero decidió que los directivos de las aseguradoras sanitarias eran lo peor y que merecían morir por denegar tratamientos no cubiertos por los contratos de su seguro, que es como si quisieran matar a Mónica García por no aprobar un medicamento contra el cáncer.
Pues bien, buena parte de la izquierda, incluyendo luminarias como la senadora Elizabeth Warren o la congresista Alexandria Ocaso-Cortez, han disculpado al asesinato con el famoso "pero": "Matar está mal, pero". Pero esto de los seguros privados está muy mal. Como si justificara nada. Hay incluso quien ha anunciado que va a publicar unos naipes como los que se hicieron famosos durante la guerra de Irak sólo que sustituyendo a los altos cargos de la dictadura de Sadam por directivos de empresas que les caen mal a la izquierda. Y no paran de salir periodistas y activistas tratando a Mangione como si fuera un héroe.
Quién no es un héroe para la izquierda es Daniel Penny, un exmarine que se encontró cuando iba en metro al gimnasio con un tipo, Jordan Neely, que estaba intimidando a todos los viajeros de su vagón asegurando que no le importaba ir a la cárcel y que quería matar y dando, en general, muestras de no estar muy bien de la cabeza y ser capaz de cualquier locura. Finalmente, cuando empezó a amenazar a una mujer y su hijo que intentaban esconderse detrás de la sillita de bebé, Penny decidió actuar intentando inmovilizar sujetándolo del cuello hasta que llegara la policía a llevárselo. Desgraciadamente, cuando después de unos minutos lo hicieron, Neely fue llevado al hospital y murió de camino.
Aunque hay ciertas discrepancias sobre si realmente la llave de Penny fue la causa de la muerte, lo que es indudable es que Penny no tenía ninguna intención de matar a nadie, sino de sujetar a Neely para proteger a los demás viajeros hasta que las autoridades se pudieran hacer cargo de él. Lo normal es que jamás hubiera llegado el caso a juicio, pero Penny tiene el defecto de ser blanco y Neely la virtud de ser negro, de modo que la izquierda dejó a un lado el larguísimo historial delictivo de éste –que los fiscales de Nueva York dejaron casi sin castigo– y qué estaba haciendo en el metro para intentar convertirlo en una suerte de nuevo George Floyd. Así que esos mismos fiscales que dejaron a Neely en la calle, comandados por el inefable Alvin Bragg, decidieron llevar a Penny a juicio.
En esto muchas veces se resume la diferencia entre la izquierda y la derecha. Para la izquierda, el héroe es Mangione. Para la derecha, Penny. Una razón de peso para estar con éstos últimos.