
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado una de las propuestas del presidente Donald Trump: un paquete de recortes de unos 9.000 millones de dólares a fondos previamente aprobados por el Congreso para ayuda exterior y medios de comunicación públicos, considerados por la Administración como focos de despilfarro.
La iniciativa se enmarca en los esfuerzos de eficiencia impulsados por el magnate Elon Musk durante su etapa al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Fue aprobada el miércoles en el Senado por 51 votos a favor frente a 48 en contra, tras las deserciones de las senadoras más centristas de la mayoría republicana, Susan Collins y Lisa Murkowski, para ser ratificadas al día siguiente en la Cámara de Representantes por 216 votos a 213.
El tijeretazo afecta a partidas multimillonarias de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) y otros programas de ayuda exterior, así como a las emisoras públicas NPR y PBS, que perderán toda su financiación federal. La oposición demócrata lamentó la pérdida de fondos para proyectos sanitarios y de nutrición, si bien el emblemático plan contra el VIH-Sida de George W. Bush fue finalmente salvado del recorte para lograr un mayor consenso entre los republicanos.
Aunque cuentan con otras fuentes de financiación y probablemente no desaparecerán, tanto NPR como PBS han presentado demandas legales contra la administración de Trump, argumentando que el recorte de su financiación es ilegal y viola la Primera Enmienda. NPR sostiene que los fondos federales son esenciales para sus más de 1,300 emisoras afiliadas, especialmente en áreas rurales, y PBS ha expresado preocupaciones similares.
Eliminar la financiación pública de estas televisiones ha sido un objetivo republicano desde hace muchos años, debido al extremo sesgo izquierdista de sus emisiones, que quedó demostrado cuando una de sus principales voces, Ken Burns, adujo como prueba de centrismo la emisión del programa del conservador William F. Buckley, Firing Line, que abandonó la programación de PBS en 1999.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, defendió la medida como un paso necesario. "Aprecio todo el trabajo que la Administración ha realizado para identificar el gasto innecesario", declaró, insistiendo en que es el momento de "eliminar parte de ese despilfarro del presupuesto". El líder de la mayoría republicana en el Congreso, Steve Scalise, declaró que "esta ley es parte de una tendencia para mantener el gasto bajo control. ¿Es una respuesta para todos los problemas? No. Pero diría que 9.000 millones es un buen comienzo".
La ley aprobada es un "paquete de rescisiones" presupuestas que no requiere superar los 60 votos en el Senado. La última vez que se aprobó una norma de este tipo fue en 1999. Justo cuando la PBS dejó de emitir su último programa dirigido por un intelectual de derechas.

