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Por qué los grandes medios no informan del asesinato de Iryna Zarutska

El crimen de Iryna Zarutska en Charlotte apenas ha tenido eco en los principales medios de comunicación de Estados Unidos.

Si usted fuese alguien que quiere estar informado de lo que sucede en Estados Unidos y para ello leyera el New York Times o el Washington Post o viera la CNN, no se habría enterado del cruel e inexplicable asesinato de la refugiada ucraniana Iryna Zarutska, apuñalada por un vagabundo con un largo historial delictivo llamado Decarlos Brown Jr. en un vagón del metro ligero de la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte.

La selección ideológica de las noticias

Por un lado, no es sorprendente, dado que hay tantos hechos impactantes al día en un país como Estados Unidos que los medios nacionales, incluso los más grandes con redacciones de centenares de periodistas, no pueden dar abasto y tienen que ser selectivos. Pero ahí está la trampa: esa necesidad editorial se traduce en la práctica en una selección interesada por motivos ideológicos. Se intenta trasladar un mensaje, y se escogen las noticias, las "historias" como las llaman allí, de modo que refuercen el mensaje que se quiere imprimir en el cerebro de su audiencia.

Casos con gran cobertura: Rittenhouse y Penny

Así, por ejemplo, dieron una gran prominencia nacional a casos como los de Kyle Rittenhouse y Daniel Penny, dos casos bastante claros de homicidio en defensa propia que jamás debieron siquiera llegar a juicio; ambos fueron absueltos tras juicios mediáticos porque los medios querían que fueran condenados. ¿Por qué? En el primer caso se trataba de un chaval blanco que se presentó voluntario para defender los negocios que estaban arrasando los pacíficos manifestantes del Black Live Matters. Se vio en una posición complicada, huyendo de decenas de personas y tuvo que disparar contra quienes amenazaban su vida. Penny, por su parte, inmovilizó a otro pasajero que estaba amenazando a los pasajeros del vagón de metro donde viajaba durante unos minutos mientras esperaban a la policía, relajando incluso su llave y moviendo al agresor para evitar que se asfixiara. Pese a todo, murió. Penny era un exmarine blanco y el agresor un vagabundo negro.

La reacción política y mediática

En ambos casos la plana mayor del Partido Demócrata fue a por ellos; en ambos casos, los jurados se pusieron de su parte porque los hechos estaban de su parte. Pero los medios hicieron todo lo que pudieron por convertirlos en portada nacional, demonizarlos y convertir en mártires a los verdaderos agresores. Los fiscales, en ambos casos demócratas, los llevaron a juicio sabiendo que era casi imposible obtener una condena porque el relato de los medios manda, y sabían que sufrirían en las elecciones si no parecía que al menos lo intentaban.

El caso silenciado de Iryna Zarutska

El caso de Iryna Zarutska era fácil de ignorar hasta que las autoridades publicaron, por obligación legal, el vídeo de los minutos anteriores al crimen. En él se puede ver cómo la ucraniana se sienta una fila delante de su futuro asesino y está todo el tiempo con el móvil. Hasta que él se saca la navaja del bolsillo, se levante y la apuñala. No habían cruzado palabra. No se habían mirado siquiera. Pero claro, Iryna era blanca y Decarlos es negro, así que va en contra del falso relato de que la violencia es un problema estructural de racismo, que las víctimas son negras y los agresores blancos y casi siempre policías.

El interés mediático condicionado por el relato

Así que aunque en media Europa se ha dado la noticia a raíz del vídeo, en Estados Unidos, cuando estoy grabando este vídeo, de entre los medios tradicionales sólo los locales han informado de los hechos; en el panorama nacional sólo los sospechosos habituales, Fox News y New York Post, lo han hecho. Todas las grandes cabeceras y cadenas de televisión han pasado del tema. Porque no les interesa para el relato. Y sólo es noticia aquello que sirve al relato o lo que es demasiado grande como para poder ocultarlo con éxito. Y en ese último caso, la noticia no es la noticia, sino la reacción de la derecha a la noticia. Que igual cuando vean este vídeo ya estamos en esa segunda fase. ¿Les resulta familiar? A ver si los periodistas son igual en todas partes.

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