El asesinato de Charlie Kirk y la izquierda que lo celebra y justifica
"Sin comunicación en un matrimonio, hay divorcio; sin debate en un país, hay guerra civil", defendía Charlie Kirk.
Hace apenas una semana hablaba de la indignación de la derecha norteamericana por el asesinato de una refugiada ucraniana en el transporte público de Charlotte, Carolina del Norte, un crimen que los grandes medios intentaron barrer bajo la alfombra. El asesino, con 14 detenciones a sus espaldas y problemas mentales graves, estaba en la calle y pudo cometer el asesinato gracias a que una juez demócrata que, para colmo, ni siquiera es abogada, lo dejó en libertad bajo palabra.
Este caso es un ejemplo perfecto de lo que algunos llaman "anarcotiranía": una mezcla perversa de permisividad para los criminales, a quien se deja campar a sus anchas, y tiranía para la gente corriente, que paga impuestos, lleva a sus hijos al colegio y se ve acosada por un sistema que parece odiarlos. Pero si este caso ya tenía a la derecha con la mosca detrás de la oreja, lo que pasó el miércoles lo ha llevado todo a otro nivel: el asesinato de Charlie Kirk, una figura clave para los conservadores estadounidenses.
Quién era Charlie Kirk
Charlie Kirk no era un político. Era el fundador de Turning Point USA, una organización que buscaba dar voz a la derecha —cristiana, liberal, conservadora, lo que fuera— en universidades e institutos donde la izquierda domina el discurso permisible con mano de hierro. Kirk se plantaba en los campus con un tenderete, un micrófono y una idea: debatir.
Daba prioridad a los estudiantes de izquierdas para que discutieran con él, porque creía que "sin comunicación en un matrimonio, hay divorcio; sin debate en un país, hay guerra civil", decía. Precisamente por eso, por ser un tipo que promovía el diálogo en un mundo cada vez más polarizado, lo han matado.
La reacción de la izquierda
La reacción de la izquierda, tanto en Estados Unidos como en España, ha sido de manual: difamar a Kirk, pintarlo como un "ultra", un "propagandista" o cualquier otra etiqueta que sirva para deshumanizarlo. Pero Kirk era esencialmente de centro derecha moderado dentro del espectro ideológico estadounidense en casi todas sus posturas.
Sí, es cierto que defendía el derecho a portar armas, que es algo que en España suena a marciano, pero que en EE.UU. es una postura casi universal en la derecha y en parte de la izquierda más moderada. Pero da igual. Si eres de derechas, eres malo por definición. No eres un pensador, no eres un intelectual, no; eres un ultra. Como sentenció un tuitero con más claridad que muchos columnistas: "A Charlie Kirk no lo mataron por ser fascista; lo llamaron fascista para poder matarlo".
La enfermedad moral que corroe a la izquierda
Esta es la enfermedad moral que corroe a la izquierda, no sólo a la extrema, sino a la aceptada mediática y socialmente como la izquierda "normal", la de la SER, la Sexta o Televisión Española, que se han dedicado a mentir sobre quién era Kirk y qué defendía.
Porque locos capaces de matar al adversario político siempre vas a encontrar en cualquier ideología. Pero no es la derecha la que está deshumanizando continuamente al rival político y bañándolo en calificativos que, de ser ciertos, les dan todas las justificaciones del mundo a los locos de tu bando para usar la violencia para acallar a esas personas malas malísimas.
Una visión adolescente y maniquea
La izquierda adolescente, incapaz de superar esa visión maniquea de "nosotros los buenos, ellos los malos", no entiende que la línea entre el bien y el mal no la marca la ideología, ni la religión ni ninguna de esas cosas; la línea está dentro de cada uno de nosotros y somos nosotros con nuestras acciones quienes nos movemos a un lado y a otro de esa línea.
Todos podemos ser lo mejor o lo peor, y la madurez moral empieza por reconocerlo en uno mismo. Pero para ellos, ser de izquierdas es un pase automático al club de los virtuosos, mientras que ser de derechas te convierte en un monstruo. Por eso difaman a Kirk, por eso celebran en TikTok su asesinato y por eso no se plantean que deshumanizar al adversario político tiene consecuencias.
Porque, ojo, la violencia política no es exclusiva de un bando: hace meses asesinaron a una senadora estatal demócrata. Pero nadie en la derecha salió a celebrarlo ni a justificarlo, y esa es la diferencia.
Consecuencias de poner dianas
Mientras la izquierda mainstream, desde los medios masivos hasta los líderes políticos, siga poniendo dianas en la cabeza de sus rivales por lo que piensan, no por lo que hacen, estas cosas seguirán pasando.
Llamar "nazi" a alguien no es un acto inocente, es poner una diana. Y cuando un pirado aprieta el gatillo, no puedes salir con las manos en alto clamando tu inocencia: "Yo no quería que lo mataran". Pues claro que querías. Por eso lo llamaste nazi.
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