
Rusia ha admitido finalmente que sus misiles destruyeron este sábado una "infraestructura militar" en el puerto de Odesa, puerto clave para las exportación de cereal ucraniano por el Mar Negro. Apenas 24 horas antes del ataque, ambos países habían alcanzado un acuerdo para establecer un corredor marítimo destinado a aliviar la crisis alimentaria mundial que está provocando el bloqueo naval ruso.
Aunque inicialmente Rusia negó cualquier tipo de implicación, finalmente ha admitido que "los misiles Kalibr destruyeron un objetivo de la infraestructura militar del puerto de Odesa", escribió en su canal de Telegram la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, quien dijo que "en el ataque de alta precisión" se destruyó una lancha militar ucraniana.
Los responsables ucranianos "declararon que uno de los silos de grano fue alcanzado" por un misil; otro cayó "en una zona cercana a un silo, pero no hubo ningún impacto negativo en la capacidad de carga y en la capacidad de los muelles, lo cual es importante, y las actividades allí pudieron continuar". A pesar de ello, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski afirmó: "Da igual lo que Rusia prometa siempre encontrará una manera de no cumplirlo".
EEUU también ha condenado el ataque: "El Kremlin sigue mostrando desprecio a la seguridad de millones de civiles mientras perpetúa su asalto a Ucrania", dijo en un comunicado el secretario de Estado, Antony Blinken, según el cual Rusia "priva a Ucrania de su vitalidad económica y al mundo de su suministro alimenticio".
Para el jefe de la diplomacia estadounidense, el ataque "plantea serias dudas sobre el compromiso de Rusia con el acuerdo" de la víspera y mina el trabajo de la ONU en Estambul, ciudad donde se selló.
