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Cae la secta del gurú del 'porno yoga': del tantra a la explotación sexual

Gregorian Bivolaru utiliza el yoga tántrico como excusa para perpetrar los abusos. "Decir no al gurú no era una opción", señala una de sus víctimas.

Gregorian Bivolaru utiliza el yoga tántrico como excusa para perpetrar los abusos. "Decir no al gurú no era una opción", señala una de sus víctimas.
Gregorian Bivolaru fundó su primera secta -MISA- en 1990. | ARCHIVO WEB

La policía francesa ha desmantelado la secta Federación Atman -con presencia en 30 países y varias sedes en España- en una gran operación, en la que han intervenido 170 agentes, que se ha saldado con la detención de 41 personas. Más de la mitad de ellas eran mujeres a las que ya se ha puesto en libertad y que se consideran víctimas de los dirigentes de la organización, a los que se acusa de trata de personas, adoctrinamiento, secuestro y violación.

Entre ellos se encuentra Gregorian Bivolaru, más conocido como el gurú del ‘porno yoga’. Un rumano -de 71 años- condenado en su país por abuso de menores y sobre el que pesaba una orden de la Interpol por trata de mujeres. El supuesto líder espiritual lleva más de 30 años promoviendo el yoga tántrico y esotérico, que utiliza como gancho para captar a nuevos adeptos y también como herramienta para explotar sexualmente a sus víctimas.

"Había muchas enseñanzas sobre las energías, los dioses, ángeles y demonios. Mi familia es atea y era algo excitante e intrigante para mí", argumenta una de ellas en declaraciones a Liberation. "Era joven y muy vulnerable, acababa de salir de la universidad", añade. "Decir no al gurú, no era una opción". Esa es la cuestión. La fiscalía abrió una investigación el pasado mes de julio precisamente a raíz de las denuncias de varias mujeres que aseguran haber sido obligadas a practicar sexo.

Explotación sexual

Las primeras denuncias -de doce exmiembros- se produjeron un año antes a través MIVILUDES, organismo público que realiza el seguimiento de las sectas. "Una decena de mujeres eran retenidas regularmente durante varios días en distintos domicilios de la región parisina, con el fin de satisfacer los apetitos sexuales de este gurú rumano", afirma RFI mencionando como fuentes a tres antiguas víctimas de Gregorian Bivolaru.

Y, efectivamente, en la mencionada macrooperación de la policía gala, se encontraron 26 mujeres "hacinadas y con falta de higiene" en distintos inmuebles. Algunos adeptos que habrían logrado abandonar la secta señalan -afirman los medios locales- que también eran obligados a mantener relaciones entre ellos, a grabarse y fotografiarse realizando prácticas sexuales -que en muchas ocasiones acaban formando parte de películas pornográficas, sin su consentimiento- e incluso a entregar grandes cantidades de dinero.

Desde la web de Atman, defienden la actividad de su "organización sin fines de lucro" que ofrece "cursos sobre diversas ramas del yoga y la espiritualidad" y advierten que ésta "no es responsable de la vida privada de los estudiantes y profesores de las escuelas miembros" (entendemos que en referencia a las prácticas sexuales entre los alumnos y/o con sus líderes). En el comunicado, publicado el miércoles, tachan la operación policial de "caza de brujas".

La historia se repite

Este jueves, 30 de noviembre, Atman colgaba una nueva nota bajo el título: "Después de casi 20 años, la historia se repite". Y en esto lleva razón. En 2004, se realizó una operación similar en Bucarest contra Gregorian Bivolaru por prácticamente los mismos motivos. Dice la federación que "irrumpieron en 18 edificios habitados por practicantes de yoga" con "acusaciones absurdas" con "audiencia garantizada: violación, aprehensión de personas, secuestro, tráfico de seres humanos (más la acusación cómica y ridícula de ‘lavado de cerebro’)".

Aprovechan, sin embargo, para desvincularse de "la escuela de yoga MISA (Movimiento para la Integración Espiritual en el Absoluto)" que fundó el propio Bivolaru en 1990 con los mismos fundamentos que Atman. Ésta -dicen- "organiza cursos de yoga únicamente en Rumanía" y la de Francia es "una entidad independiente". Pero, más allá de cómo se gestionen administrativamente estas "escuelas", la realidad es que se realizaban las mismas prácticas y han sido denunciadas por los mismos delitos.

Buscado por la Interpol

Si el gurú estaba en la calle es porque aprovechó que le concedieron la libertad condicional para fugarse de Rumanía y en 2005 logró asilo político en Suecia con una nueva identidad -Magnus Aurolsson- alegando persecución religiosa. En ese procedimiento fue muy importante el apoyo de dos parlamentarios daneses que defendieron su versión, basada en que se trataba de la acusación era política y que el sistema judicial rumano no era independiente.

Se da la circunstancia de que una de ellas -Ulla Sandbaek- era seguidora de la facción danesa de la secta, llamada Natha. En una entrevista, recuerda RFI- llegó a decir que Bivolaru era "un hombre de Dios que trabaja en beneficio de la humanidad". En cualquier caso, la asociación y sus profesores fueron expulsados de las federaciones internacional y europea de yoga en 2008 por sus actividades "pornográficas".

Gregorian Bivolaru nunca abandonó las prácticas por las que fue condenado a 6 años de cárcel en su país. Seis de sus fieles finlandesas también presentaron una denuncia contra él por trata de seres humanos. Y en 2017, Helsinki emitió una orden de búsqueda internacional a través de Interpol. Pero, durante años, el gurú ha logrado eludir sus cuentas pendientes con la justicia.

Según la cadena RFI, las denuncias de algunas de las denunciantes van más allá del sexo bajo coacción en los inmuebles de la secta. Los dirigentes de la organización incluso les habrían obligado a trabajar en clubes de striptease y salones de masaje, así como a rodar películas pornográficas comerciales en Rumanía, Hungría y la República Checa para ayudar a financiar al "movimiento".

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