La creación de la Sección de Sectas Destructivas de la Policía Nacional y posteriormente la puesta en marcha del correo sectasdestructivas@policia.es han supuesto un punto de inflexión en la lucha contra el funcionamiento y proliferación de estos grupos, así como en la prevención y tratamiento de las víctimas que caen en las redes de chamanes, gurús, maestros o líderes que anulan su voluntad mediante el engaño, la manipulación y -en ocasiones- el consumo de sustancia psicoadictivas.
El resultado salta a la vista. Lo podemos concretar en intervenciones como la que se realizó el 15 de marzo de 2022 -tras un año de investigación- contra una secta de Castellón que llevaba 30 años funcionando y que estaba liderada por un hombre de carácter autoritario y carismático que se hacía llamar "el enviado de Dios". Con pretextos esotéricos y sanatorios, el gurú se aprovechaba de sus seguidores económica y socialmente. Además, en el seno del grupo se cometían delitos contra la libertad sexual.
También podemos mencionar distintas actuaciones contra sectas de las llamadas ‘New Age’, caracterizadas por promover y lucrarse del consumo de sustancias prohibidas. Entre ellas nos encontramos la ‘Operación Bunachi’, que se llevó a cabo el 30 de septiembre de 2022 y en la que fueron detenidos cuatro integrantes de un grupo neochamánico que realizaba ceremonias con ayahuasca y yopo en Asturias. O -dos meses más tarde- la ‘Operación Killa’, en la que "la mujer medicina" y "el músico medicina" fueron arrestados justo antes de iniciar un ritual de similares características en Barcelona.
Los integrantes de la Sección de Sectas Destructivas de la Policía Nacional, dependiente de la Comisaría General de Información, trabajan -necesariamente- bajo la condición de anonimato para garantizar tanto su seguridad como el buen desarrollo de las operaciones. De ahí que no facilitemos el nombre de la responsable de la unidad, que es la persona con la que hemos hablado para documentarnos sobre la materia de cara a la elaboración de este reportaje de Libertad Digital.
La jefa de la sección explica que lo que confiere a un grupo su carácter destructivo es que "emplean el engaño como carta de presentación a los ciudadanos y usan técnicas de persuasión o manipulación coercitiva sin el conocimiento ni el consentimiento de estos". "A partir de ahí, los manejan como una mera herramienta para la consecución de los objetivos del líder, con el consiguiente abuso y -a veces- la comisión de actividades delictivas contra los mismos", señala.
Actualmente, dedican muchos esfuerzos a la prevención. "La fase reactiva, la que conlleva diligencias de investigación (como pueda ser una entrada de registro) es la que más se conoce. Pero la Policía Nacional, conforme a la Constitución, tiene unas funciones mucho más amplias", recuerda. Debe "defender el ejercicio de los derechos y libertades de las personas" y "garantizar la seguridad ciudadana", por lo que actuarán siempre que estén en riesgo estos principios.
Imposibles de cuantificar
"Las funciones preventivas frente a este fenómeno delictivo (las sectas) es un ámbito muy importante", insiste. "Las investigaciones comienzan cuando tenemos conocimiento de unos posibles indicios delictivos, pero evidentemente también estamos para atender a aquellos ciudadanos que tengan dudas o que presenten unas posibles situaciones de vulnerabilidad frente estos grupos", que -por cierto- son prácticamente imposibles de cuantificar.
"Hay mucha cifra negra", explica, "muchos son grupos muy pequeños, que funcionan en la intimidad. Y llevar un conteo estadístico de los mismos es muy difícil. Hay autores o expertos que sí arrojan una serie de cifras, pero es verdad que la valoración de los mismos pues va a depender de los conceptos que considere, que sean más o menos laxos a la hora de entender el carácter destructivo de los grupos".
Por este motivo, la responsable de la Sección de Sectas Destructivas de la Policía Nacional es reticente a dar números concretos o señalar de qué índole son los grupos más numerosos. Hay que tener en cuenta que "utilizan distintos tipos de actividades y creencias, y que darle una mayor relevancia a unas que a otras es complicado". Hay demasiados factores que tener en cuenta. No obstante, lo que sí es cierto -advierte- es que "se ajustan a las demandas del mercado".
Se adaptan al mercado
Estos grupos aprovechan las circunstancias "si en un momento dado hay algo que está más de moda, por decirlo de alguna forma, como puede ser ahora el tema del crecimiento personal o el consumo de sustancias psicoactivas, como se dado con las denominadas -por ellos- medicinas ancestrales". "Pero eso no quiere decir que haya un mayor número de éstas que de otras, o que sean más peligrosas", advierte.
Para su unidad es importante "no estigmatizar una actividad por lo que hagan unos pocos" (un ejemplo de ello podría ser la meditación, en ocasiones utilizada por estos grupos como gancho de captación) y "no crear una alarma social innecesaria, que pensemos que nos vamos a encontrar sectas detrás de la puerta". Se trata más bien de que la sociedad conozca "el riesgo de la amenaza, que sí que existe pero como existen otros fenómenos delictivos".
Por otra parte, es fundamental que seamos conscientes de que no hay un perfil determinado de las personas que acaban siendo captadas. En línea con lo que otros expertos en sectas (el teólogo Luis Santamaría del Río y la psicóloga Laura Merino) han afirmado en las dos entregas anteriores sobre el asunto publicadas en Libertad Digital, la jefa de la sección de la Policía Nacional especializada en la materia asegura que "cualquiera puede convertirse en víctima".
Todos somos susceptibles
La existencia de un perfil determinado de víctima "es algo que tenemos que desterrar", asevera la investigadora desde su dilatada experiencia. "De cara a la prevención, es fundamental que tengamos en cuenta que cualquier persona en una situación de vulnerabilidad puede ser captada por una secta destructiva".
"Respecto a la creencia o prejuicio que tenemos de que las víctimas son personas incultas o con bajos recursos, tengo que decir que no es cierto. Igual que encontramos gente más desfavorecida o más humilde, también hay gente con formación muy alta y de rentas medias o altas", añade.
Hay que tener en cuenta que "cualquier grupo busca tener gente capacitada y que le valga (en su estructura), tanto para que aporte recursos económicos como para que aporte sus capacidades profesionales o sus contactos sociales. Prejuzgar que existen unos determinados perfiles concretos es reducir el riesgo de que realmente cualquiera podría ser víctima" de ellos.
Niveles de peligrosidad
Los investigadores determinan el nivel de peligrosidad de una secta en función de "las técnicas de manipulación coercitiva que están empleando", teniendo en cuenta "la intensidad, el número y el periodo temporal en el que se aplican" porque cuanto mayores sean estos valores también lo serán "los riesgos para la salud, tanto física como mental, de la persona".
"Qué duda cabe que cuanto más tiempo esté una persona inmersa en este contexto, más va a romper con su entorno -con sus relaciones pre sectarias- y más complicada va a ser su reinserción en la sociedad -en el caso de que tenga la suerte de poder salir-. Sus vínculos se habrán cortado, a veces durante muchos años". explica. La colaboración ciudadana es fundamental para la "prevención, reacción y tratamiento de las víctimas" de estos grupos.
Si crees que tú o alguien de tu entorno puede haber sido captado o estar en riesgo de que así sea, ponte en contacto con la Sección de Sectas Destructivas de la Policía Nacional: sectasdestructivas@policia.es. Un correo electrónico en el que atenderán tu consulta y registrarán los hechos que pongas en conocimiento de la unidad para su investigación.
Sustancias peligrosas
"Se está queriendo normalizar el uso de una serie de sustancias que ellos llaman medicinas ancestrales precisamente para refrendar su uso y darle una sensación de seguridad a los ciudadanos -de que pueden tomarlas sin ningún problema y de que es una sustancia inocua, cuando no es así-", advierte. Esto es lo que hacen las conocidas como sectas New Age.
Se trata de sustancias psicoactivas que causan una serie efectos que pueden suponer un grave riesgo para la salud. "Se han producido casos de reacciones muy importantes, físicas (como cardiopatías o subidas de tensión) y también mentales (brotes psicóticos, por ejemplo)", advierte.
Hay algunas que no pueden ser autorizadas en ningún caso y otras técnicamente pueden ser autorizadas para usos específicos con fines científicos o médicos, y de carácter muy limitado por personas autorizadas expresamente y con unos controles exhaustivos. O sea, no puede emplearlo cualquiera que se arrogue el carácter de chamán, neochamán, líder, guía o lo que sea", sentencia.