Donald Trump arranca su mandato en EEUU con un objetivo: expulsar la ideología woke y erradicar los costes productivos y sociales que provoca. Y la UE prosigue su andanza por otra vía muy distinta, la ecologista, en lo que denomina "un paso importante para alcanzar su ambición de cero contaminación" en el tratamiento de las aguas urbanas. El objetivo de la UE: lograr la "circularidad" de las aguas residuales.
"Las nuevas reglas protegerán aún más la salud humana y el medio ambiente de las descargas nocivas de aguas residuales urbanas", señala Bruselas en una reciente comunicación. "Las nuevas reglas sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas garantizarán la protección de la salud de los ciudadanos, impulsarán la innovación y promoverán la circularidad", remarca Jessika Roswall, Comisionada de Medio Ambiente, Resiliencia del Agua y una Economía Circular Competitiva.
Altos costes
Los costes burocráticos de esa "circularidad" de las aguas residuales afectarán "desde pequeñas aldeas hasta megaciudades, porque la directiva cubre asentamientos de más de 1.000 habitantes". Traducido: los pueblos más pequeños se tendrán que embarcar en una serie de gastos más que considerables para no usar el agua que corre naturalmente y reutilizar las aguas residuales en la medida de lo posible.
"Se reducirán los riesgos ambientales de los nutrientes nocivos y se aplicarán nuevas normas al tratamiento de microcontaminantes tóxicos. Ahora también se requiere el monitoreo sistemático de los peligros para la salud, como los microplásticos, los productos químicos, la resistencia a los antimicrobianos y los virus". Y, según Bruselas, eso será la solución de "inundaciones como las causadas por las fuertes lluvias en el sur de Bélgica en 2021 y la Storm Dana en Valencia, España".
La Directiva original sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas se adoptó en 1991, apenas un año antes de que naciera el programa LIFE, el que empezó a introducir la nueva ideología. "Cientos de proyectos de LIFE han ayudado a avanzar en sus objetivos de proteger el medio ambiente de los efectos adversos de las descargas de aguas residuales, incluido LIFE POPWAT , que desarrolló una nueva solución basada en la naturaleza para eliminar hasta el 96 % de los contaminantes orgánicos persistentes (COP) peligrosos de las aguas residuales en la República Checa", destaca la UE.
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