De la ostentación a la sencillez: así han cambiado los funerales papales hasta el último adiós al papa Francisco
La despedida de Francisco I rompe con siglos de tradición vaticana y expone una transformación litúrgica sin precedentes.
Este sábado, a las 10 de la mañana, el corazón de Roma, el Vaticano, vivirá un momento inédito. El funeral del papa Francisco, fallecido el pasado Lunes de Pascua a los 88 años, marcará un antes y un después en la manera en que la Iglesia Católica despide a sus pontífices. Después de tres días de despedida plagada de turistas curiosos, tal vez no tan devotos como en las exequias de Juan Pablo II, llega el funeral. Lejos de las grandezas del pasado, la ceremonia —inspirada en el propio deseo del pontífice argentino— pondrá el foco en la fe, sin ornamentos ni ostentación.
Francisco será el primer papa en más de un siglo que no será enterrado en la cripta vaticana. En su lugar, reposará en una tumba lateral de la Basílica de Santa María la Mayor, frente al icono mariano de la Salus Populi Romani, al que profesaba especial devoción. La lápida, de mármol de Liguria, lleva solo su nombre: Franciscus y solo una cruz pectoral tallada como símbolo de su ministerio.
La misa será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, como indica el protocolo cuando muere un papa reinante. Durante la liturgia se leerá el Evangelio en latín e italiano, se entonará el Subvenite Sancti Dei, una plegaria tradicional que invoca a los santos para recibir el alma del pontífice, y en la homilía se recordará el legado de Francisco.
La despedida de Francisco I
La despedida de Francisco, en cambio, está pensada para evitar lo grandioso. El cortejo fúnebre, tras la misa en la Plaza de San Pedro, recorrerá las calles de Roma "a paso de persona" hasta la Basílica de Santa María la Mayor. No se ha definido el vehículo, ni el trayecto exacto, pero lo que sí se ha comunicado es que la intención es que los fieles puedan ver de cerca el paso del féretro, sin barreras.
Sin embargo, el ambiente es otro. Un turista español y su pareja israelí, que visitaron la basílica el jueves por la tarde, narraron a Libertad Digital su experiencia: "La fila avanza rápido. Ves el cuerpo apenas unos segundos. Hay turistas, cámaras, pero poca emoción", explicaba la pareja.
Destacaron una atmósfera más turística que piadosa: "Había mucha gente con palos de selfie, grabando… pocas personas en oración. Más que recogimiento, parecía una visita a un monumento". Una escena impensable en los funerales de Juan Pablo II o incluso de Benedicto XVI.
Pese al deseo de sencillez, el funeral de Francisco I será también una cumbre política de alto nivel. Unas 130 delegaciones internacionales han confirmado su asistencia, entre ellas 50 jefes de Estado o de Gobierno y una decena de monarcas.
Estarán presentes Donald Trump, Emmanuel Macron, Keir Starmer, Olaf Scholz, Volodímir Zelenski y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, entre otros. Será, además, el escenario del primer encuentro entre Trump y Zelenski tras la controvertida reunión en la Casa Blanca.
La triple caja
Tradicionalmente, los papas eran enterrados en tres ataúdes encajados entre sí: uno de ciprés, uno de plomo y otro de roble. El papa Francisco pidió explícitamente que su cuerpo fuese depositado en un único féretro de madera recubierto de zinc, simplificando así un rito cargado de simbolismo. No será embalsamado, otra diferencia sustancial con la costumbre vaticana.
La historia, de hecho, recuerda cómo el embalsamamiento ha tenido consecuencias inesperadas. El papa Pío XII, fallecido en 1958, solicitó un método diferente de conservación que terminó en desastre: su cuerpo explotó dentro del ataúd debido a la mala técnica aplicada.
Benedicto XVI
El papa emérito Benedicto XVI, fallecido en 2022, también se inclinó por la sobriedad, aunque mantuvo muchos elementos formales de la tradición.
La noticia de su muerte no fue anunciada con campanas ni en la Plaza de San Pedro, y el funeral se desarrolló con una discreción medida. Solo dos delegaciones oficiales estuvieron presentes: las de Italia y Alemania. Su cuerpo fue expuesto en la capilla del monasterio Mater Ecclesiae, donde vivió tras su histórica renuncia en 2013.Aun así, su entierro respetó parte del protocolo tradicional: fue sepultado en las Grutas Vaticanas, en la tumba que antes ocupó Juan Pablo II.
Juan Pablo II: la última gran ceremonia papal
En comparación, el funeral de San Juan Pablo II en 2005 fue una muestra del poder de convocatoria del pontificado. Más de 500.000 personas llenaron la Plaza de San Pedro, mientras otras 600.000 seguían la ceremonia detrás de sus pantallas.
Hubo presencia de 169 delegaciones extranjeras, incluidos 59 jefes de Estado, siendo un evento mediático global, con 137 cadenas de televisión transmitiendo en directo y miles de periodistas acreditados.
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