
El cardenal húngaro Péter Erdö, de 72 años, es otro de los "papables" que suenan con fuerza de cara al cónclave. Arzobispo de Esztergom-Budapest, primado de Hungría y presidente de su Episcopado, es el referente eclesial de su país gracias a un perfil que combina dogma con moderación.
De perfil diplomático, dicen que en él no hay una palabra fuera de lugar o una actitud controvertida. Se trata de un cardenal que posee un reconocido prestigio teológico, conservador con las enseñanzas tradicionales de la Iglesia y moderado en las formas. Destaca por su capacidad de entendimiento interreligioso que busca el consenso tanto en lo social como en lo eclesial. Además, fue el único cardenal que consiguió que el papa Francisco (que durante su pontificado evitó visitar países europeos y de mayoría católica) visitara Hungría en dos ocasiones y que incluso se reuniese con Viktor Orban.
Su trayectoria marcada por la represión comunista

Nacido en Budapest, en 1952, es el primogénito de una familia católica de seis hijos. Su infancia quedó marcada por la represión comunista donde fue testigo de varios episodios traumáticos, entre ellos haber visto su casa arder o huir con solo la ropa que llevaban puesta y poco más. Su vida viene marcada por el ejemplo del cardenal József Mindszenty, baluarte de la resistencia húngara al comunismo, que fue torturado y condenado a cadena perpetua por el régimen. Cuando Erdö fue elegido obispo, heredó la cruz pectoral que Pablo VI le había regalado al cardenal Mindszenty, y que lleva en cada aniversario de su muerte.
Se ordenó sacerdote en 1975 y obtuvo su doctorado en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Ha sido profesor y rector en varias universidades católicas. En 2002 fue designado arzobispo de Esztergom-Budapest por San Juan Pablo II. En 2003, con tan solo 51 años, pasó a ser cardenal. Es miembro de la Academia Húngara de Ciencias y ha participado en la redacción de leyes sobre libertad religiosa y acuerdos entre la Santa Sede y Hungría. Tiene el título de doctor "honoris causa" por la católica de París, la Ludwig-Maximilian de Múnich y la Universidad de Navarra.
Cuando el Vaticano aprobó la declaración ‘Fiducia supplicans’, en 2023 que proponía bendecir individualmente a parejas "en situación irregular", como los divorciados, los convivientes sin casar y los homosexuales, la Conferencia Episcopal de Hungría, presidida por Erdö, matizó que la declaración "no cambia la creencia y la enseñanza perenne de la Iglesia católica sobre el matrimonio y la moral sexual".
Fue relator general en dos sínodos muy importantes bajo el pontificado de Francisco: el de la Familia en 2014 y el de la Evangelización en 2015, lo que reforzó su proyección en el Vaticano.
En temas como la inmigración su postura ha ido evolucionando. Durante la crisis migratoria en Europa, advirtió de que la Iglesia no debía promover la inmigración ilegal, matizó su posición tras la petición del papa Francisco a "acoger y ayudar a los refugiados".
Mantiene buenas relaciones con el Gobierno de Orbán, que apoya generosamente a la iglesia en su labor religiosa y educativa. Gracias a su capacidad diplomática, propició que la relación entre Orban y el papa Francisco, diera un giro de 180 grados.
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