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La corresponsal peruana de 'El País' se resiste a rectificar, aunque queda claro que mintió

El País sigue aludiendo a "la polémica fiesta de boda" para no reconocer su error.

El País sigue aludiendo a "la polémica fiesta de boda" para no reconocer su error.
Imagen de la boda de Belén Barnechea, publicada por la novia en Instagram

Una vez demostrado que el supuesto espectáculo de esclavos con el que se ambientó la boda entre un aristócrata español, Martín Cabello de los Cobos, y la hija de un político peruano, Belén Barnechea, no era tal, sino que lo representado era la conocida como "danza con soga" —una ceremonia en la que participaban guerreros y que se pueden encontrar en las representaciones artísticas de distintas culturas prehispánicas, desde la mochica hasta la inca—, a la corresponsal peruana de El País, Jacqueline Fowks, sólo le quedaba la opción de rectificar y pedir perdón a los novios.

Pero no es eso lo que ha hecho. De entrada, el titular del artículo incide en la "polémica fiesta de boda", cuando la única polémica es la provocada por el error de bulto, fruto de la incultura o la mala fe de la propia Fowks.

La explicación que la propia novia dio en redes sociales, donde señalaba que lo único que pretendían era mostrar "lo maravilloso y culturalmente rico" que es su país, considera Jacqueline Fowks que es una justificación "ante la ola de críticas por el uso representaciones indígenas para celebrar su matrimonio".

Para no rectificar ni pedir perdón por el error cometido, la corresponsal peruana de El País acude a los "argumentos de autoridad" de historiadores, gestores culturales, artistas e instituciones que consideran que se trató "de una escenificación reprobable"... pero reconociendo que esa escenificación no era un espectáculo de esclavos, como había denunciado Fowks, sino la "danza de la soga". En definitiva, que había cometido un error de bulto, pero el problema, según uno de esos argumentos de autoridad a los que acude ahora la periodista, el del historiador peruano José Ragas, es que "si bien es cierto que se trata de la representación de una aparente danza ancestral regional, el contexto en el que fue representada —una boda de élite— con alguien de la nobleza de un país como España, puede llevar a otras interpretaciones. Es una representación reinventada, no necesariamente fidedigna, y que puede terminar exotizando a la población". O sea: no es un espectáculo de esclavos, pero puede malinterpretarse... por el contexto (una boda de élite) y la nacionalidad (española) del novio. En definitiva, que sin darse cuenta la periodista reconoce que fue el contexto ideológico de la noticia el que le hizo malinterpretar lo que veía.

El segundo "argumento de autoridad", todavía más extravagante, nos lo trae el abogado y gestor cultural trujillano Guillermo Rebaza, especialista en patrimonio. Para Rebaza la danza de la soga, representativa de la cultura Moche, "no se ha mantenido vigente. No creo que en la actualidad sea de las más representativas".

A esta altura del artículo uno esperaría que Jacqueline Fowks dijese que se había equivocado en unos cuantos siglos al hablar del espectáculo de esclavos que, según ella, había ambientado la boda de Barnechea y Cabello de los Cobos. Pero prefiere seguir acudiendo a "argumentos de autoridad" para evitar pedir perdón a los novios. Como el de Sonaly Tuesta, ex viceministra de patrimonio cultural y documentalista de la cultura popular del Perú, quien responde a las explicaciones de la novia en Instagram señalando que la escenificación de la danza de la soga en el pasacalle de un matrimonio "es un acto humillante". "¿Qué pertinencia tiene escenificar la práctica de exhibir al vencido en una batalla? Es un acto humillante: la soga sería el instrumento de dominación y conquista con la que lo ataban. Si quisieras mostrarte orgullosa, participarías de la escenificación, pero si no te comprometes con el otro o no lo incluyes —en la fiesta—, no sabes y terminas haciendo estas cosas: te justificas, no entiendes los reparos", dice Sonaly Tuesta.

Por último, Fowks incluye la opinión de la cantante Susana Baca, tres veces ganadora de los Grammy Latinos y exministra de Cultura, un cargo en el que recibió muchas críticas y que cuestionó también en redes sociales la "evocación vejatoria de la Colonia" durante la boda trujillana – que recordemos que no tenía que ver con el periodo colonial–, y se quejaba en un post publicado en Facebook de que cuando fue ministra de Cultura "alertamos sobre la trivialización de la historia por algunos sectores sociales y creamos el Observatorio contra el racismo. Me da pena que estos no hayan reaccionado con el rigor del caso".

Sin embargo, pese a las quejas de la cantante, a tenor de todo lo que se ha sabido está claro que el rigor histórico estaba mucho más de lado de los novios que de los muchos que les han criticado.

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