
Edgar Flores, de 55 años, falleció el pasado fin de semana durante su participación en una sesión con ayahuasca -en una cabaña de Saltillo, México- a la que acudió con unos amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Según ha trascendido, el varón murió tras pasar dos días sin dormir e ingiriendo una cantidad mínima de alimentos.
La noche de los hechos, cerca de las cuatro de la madrugada, Edgar decidió acostarse un rato y ya no se levantó. Pasadas unas horas, las personas que le acompañaban se dieron cuenta de que no reaccionaba y lo trasladaron a una estación de bomberos cercanas, donde el personal sanitario sólo pudo certificar su fallecimiento.
La Fiscalía General del Estado de Coahuila (FGE) lleva días investigando los detalles de la ceremonia en la que participó el fallecido y las circunstancias que llevaron a su muerte. Se cree que la falta de supervisión, como consecuencia de la inexperiencia por parte de quienes dirigieron el ritual, podría haber influido en el fatal desenlace.
Borraron el rastro
Los organizadores de la sesión han eliminado cualquier rastro que pudiera haber del mismo, incluidas las publicaciones en redes sociales que solían realizar para promocionar la celebración de este tipo de eventos. Las autoridades locales alertan ahora del riesgo de participar en ceremonias con sustancias psicotrópicas como la ayahuasca. En el caso de Edgar, la experiencia trascendental que buscaba acabó en infarto.
Uno de los riesgo del consumo de la ayahuasca es precisamente ese, que puede generar -entre otros- problemas cardíacos. Sin embargo, la celebración de rituales y demás eventos vinculados a la ingesta de este brebaje ancestral han aumentado considerablemente en el país, especialmente el lugares muy turísticos como Tulum o Riviera Maya.
Crimen con ayahuasca
El uso de este tipo de alucinógenos en rituales también se debate en Perú, donde recientemente se registró un terrible asesinato en uno de los autodenominados "centros de desarrollo integral" – llamado Dos Mundos- del departamento de Loreto (Alto Amazonas). Un turista ucraniano -Ivan Kuzmin, de 36 años- mató y despedazó a una compañera de "retiro" rusa cuando estaba bajo los efectos de la ayahuasca.
Cuando las autoridades llegaron al lugar, había restos del cadáver de la víctima repartidos por todas partes y el presunto autor de los hechos todavía estaba fuera de sí. Lo hizo "para salvar su alma" -declaró- porque la mujer estaba "poseída". Ludmila Lazarenko —de 43 años y madre de dos niñas— había viajado a Perú en busca de paz espiritual y encontró la muerte.

