
La junta militar que gobierna Malí se ha plantado ante Estados Unidos y, en aplicación del principio de reciprocidad, ha anunciado que impondrá a los viajeros estadounidenses un programa de visados idéntico al que Washington aplica a los malienses. La medida supone la exigencia de un depósito de hasta 15.000 dólares para poder entrar en el país africano.
El Ministerio de Exteriores de Bamako ha emitido un comunicado en el que "deplora" la "decisión unilateral del Gobierno de Estados Unidos", por considerar que "vulnera las disposiciones del Acuerdo sobre el establecimiento de visados de larga duración con entradas múltiples entre ambos países", en vigor desde el año 2005.
Esta respuesta contundente de Malí se produce después de que el Departamento de Estado norteamericano incluyera al país africano en una lista de naciones a las que se les impone esta fianza para el visado. Curiosamente, dicha lista sólo cuenta con países africanos, entre los que se encuentran Mauritania, Tanzania, Gambia o Zambia.
Pese a la escalada en la tensión diplomática, el Gobierno maliense ha reafirmado su "compromiso de promover unas relaciones de cooperación fructíferas con Estados Unidos". Eso sí, siempre que sea "en un marco de diálogo y respeto mutuo", una clara alusión a la medida impuesta por la Administración estadounidense que ha desatado la crisis.
