
El régimen marroquí de Mohamed VI está ejerciendo mano dura con los jóvenes manifestantes que han protestado durante las últimas semanas por una mejora de los servicios esenciales. A parte de reprimir las manifestaciones con dureza, más de 15 personas han sido condenadas a penas de entre 3 y 15 años de cárcel por el Tribunal de Apelación de Agadir, en el sur de Marruecos.
En concreto, nueve personas han sido condenadas a diez años de cárcel, dos a quince años, una a cinco años, otra a cuatro años y dos más a tres años, todas ellas esta semana según el portal del Ministerio marroquí de Justicia. Estas personas han sido procesadas por distintos cargos: "Ultraje y violencia contra funcionarios públicos durante el ejercicio de sus funciones", "deteriorar un bien de utilidad pública" y "obstrucción de la vía pública mediante la colocación de objetos que impiden la libre circulación".
También han sido acusados de "incendio intencionado de un bien ajeno de manera que permite la propagación del fuego", "destrucción y saqueo de bienes muebles con uso de fuerza y participación en una concentración armada" y "participación en robo agravado por la nocturnidad, pluralidad de autores y amenaza con violencia".
En este sentido, durante las últimas semanas, las calles de Marruecos han sido un clamor de denuncia y la violencia ha ido escalando dejando bancos y vehículos saqueados y contenedores de basura calcinados, además de tres muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos.
Más de 100 personas en prisión preventiva
Según un reciente informe de la asociación Espacio Marroquí de Derechos Humanos, más de 100 personas están siendo procesadas en prisión preventiva en al menos ocho ciudades, otras 264 se encuentran en libertad condicional, y 29 casos más han sido archivados tras los disturbios relacionados con las protestas juveniles.
Las protestas, convocadas por un grupo anónimo autodenominado 'GENZ212' integrado por jóvenes de la llamada 'Generación Z', comenzaron el pasado 27 de septiembre con manifestaciones diarias por todo el país para exigir mejoras en sanidad y educación, en vez de invertir millones y millones en estadios faraónicos para el Mundial de 2030 que tendrá sede en España, Portugal y Marruecos.



