La guerra en Gaza dura ya casi dos años y si en el terreno la situación sigue siendo complicada para Hamás, la batalla propagandística está siendo un desastre para Israel, que está afrontando gravísimas acusaciones: la ya habitual de genocidio, usar el hambre como arma, cebarse en los niños y provocar la muerte de cientos o mlles de ellos por inanición…
En los últimos días las acusaciones se han apoyado con una catarata de fotos de niños de aspecto famélicos, que la prensa occidental lleva a sus portadas sin demasiadas comprobaciones. De hecho, el New York Times, se supone que uno de los periódicos más prestigiosos del mundo, ha tenido que corregir uno de sus reportajes reconociendo que el niño cuya imagen llevaba a portada tenía serias dolencias previas que son –eso no lo decía el diario neoyorquino, pero se entendía a la perfección– las que explican de verdad su aspecto.
No se había visto algo así desde que El País publicase la falsa fotografía de aquel Hugo Chávez que no era Hugo Chávez, y quizá por eso el periódico de Prisa ha salido al rescate de sus colegas americanos publicando dos días después de su rectificación un reportaje en el que explicaba cómo se había obtenido la imagen y obviando la condición médica del pequeño. Absolutamente vergonzoso.
Una historia que nadie cuenta
Muchos de esos niños, y muchos otros gazatíes, recibían tratamiento médico en hospitales de Israel y hay una historia que nadie cuenta: lo hacían gracias a que muchas personas y organizaciones del sur de Israel viajaban hasta la frontera de Gaza, les recogían, les llevaban en sus propios vehículos a los hospitales y les traían de vuelta. Y muchos de ellos fueron asesinados el 7 de octubre, o vieron morir a sus familiares, o han visto como les secuestraban a sus familiares y les mantenían desde hace casi dos años en condiciones inhumanas en túneles de Gaza.
Muchos pensarán que esto no tiene mucho que ver con la actualidad, pero lo cierto es que nos da una idea muy ajustada de cómo es cada uno de los contendientes.
Hay otra realidad que nadie cuenta y es lo que pasa con la ayuda humanitaria que entra en Gaza que, por desgracia, acaba en buena medida en manos de Hamás, que necesita controlarla para seguir controlando a su pueblo. Y para ello no reparan en, por supuesto, robar, pero tampoco en matar a los suyos, como ya han denunciado hasta medios palestinos.
Por último, no olvidemos nunca algo que todo el mundo ha querido que se olvide: la guerra podría acabar hoy mismo si Hamás se rinde y devuelve a los rehenes y, además, empezó por el salvaje ataque terrorista en el que se mató a niños y ancianos y se violó a mujeres.


