El año 2024 termina y toca hacer balance de lo que ha supuesto en términos económicos. En este sentido, por su resonancia mediática e importancia socioeconómica, cabe destacar el problema de la vivienda, el desastre del mercado de trabajo, la decadencia de Europa, el regreso de Trump a la Casa Blanca y los éxitos cosechados por Milei en su primer año al frente del Gobierno (quizás ustedes pudieran añadir alguna más).
Del mismo modo, los últimos días del año nos han dejado dos situaciones que, de cara al futuro, y en un contexto en el que entran en juego las variables señaladas anteriormente, pueden suponer un punto de inflexión en el paradigma actual: por un lado, la destrucción provocada por la DANA en Valencia y la posterior dejadez de funciones de todas las administraciones públicas; por otro, la reducción de la jornada laboral que, según la ministra de Trabajo, será estudiada en el futuro en todas las universidades.
Esta es la situación que nos deja el año 2024, cuyas grandes lecciones económicas, así como sus principales sondas hacia el futuro, en el fondo convergen en lo mismo: la dialéctica Estado-mercado (y la clara superioridad de éste último).
El drama de la vivienda
Una de las grandes preocupaciones de la población española es el acceso a la vivienda en un contexto en el que los precios de los inmuebles en venta y de los alquileres están disparados. De acuerdo con las cifras publicadas por Idealista sobre la evolución del precio de la vivienda en venta en España, en el mes de noviembre de 2024 el precio del metro cuadrado en España fue de 2.244 euros. Así, se registró un aumento del 1,6% respecto a octubre del mismo año y del 10,7% en relación con noviembre de 2023. De esta forma, el precio aumentó un 29,41% desde noviembre de 2019.
Del mismo modo, los datos disponibles sobre la evolución del precio de la vivienda en alquiler en España muestran que éstos, que en noviembre de 2024 se situaron en los 13,3 euros por metro cuadrado, aumentaron un 1,5% desde el mes anterior y un 11,1% con respecto a noviembre de 2023, siendo este incremento del 29,12% desde noviembre de 2019.
En este contexto, CaixaBank Research destaca en un informe publicado en julio de 2024, que "la combinación de un crecimiento demográfico vigoroso y el gradual descenso de los tipos de interés, junto con la falta de oferta, está impulsando el crecimiento de los precios de la vivienda, particularmente en el mercado de vivienda nueva y en las regiones más dinámicas y con mayor atractivo turístico". Así, detalla también como la evolución de la oferta de vivienda nueva y la creación neta de hogares están siguiendo tendencias opuestas.
Precisamente por ello desde Funcas señalan que el problema de la vivienda necesita que se incentive la oferta, por lo que "los incentivos fiscales o avales centrados en la demanda tienen una eficacia reducida y un coste para las arcas públicas, además de presionar los precios al alza". Y, como hemos destacado en numerosas ocasiones en Libre Mercado, la alternativa más eficaz al control que ejerce el Estado sobre la oferta de suelo es su liberalización para que el mercado sea el que regule su utilización de acuerdo con las necesidades de la sociedad.
Otro año negro para el empleo
Asimismo, el empleo, y la dificultad de acceder a él, así como la precariedad del mismo, es otro de las grandes problemas que acechan a la población española, especialmente a aquellos más jóvenes y con menor cualificación. Al respecto, lo cierto es que pese al triunfalismo del Ejecutivo, si nos comparamos con los países de nuestro entorno podemos comprobar que el mercado laboral español hace aguas.
De acuerdo con los datos proporcionados por el INE correspondientes a la Encuesta de Población Activa (EPA) del Tercer trimestre de 2024, la tasa de paro general fue del 11,21%. Asimismo, la tasa de paro juvenil registrada alcanzó el 26,89%. En este sentido, el Ejecutivo trata de hacernos ver que su política económica está siendo un éxito en materia laboral dado que la tasa de paro se está reduciendo paulatinamente. Y sí, como podemos ver a continuación es cierto, pero debemos hacer varios consideraciones. En primer lugar, es importante destacar que veníamos de niveles extraordinariamente altos, habiendo registrado en el primer trimestre de 2013 una tasa de paro general del 26,94%. Ello hace que, pese a su reducción, la tasa de paro siga siendo demasiado alta.
En segundo lugar, para comprender mejor por qué esta reducción no implica necesariamente un mejor funcionamiento del mercado laboral español, podemos comparar la situación de nuestro país con la del resto de los que componen el conjunto de países desarrollados. Así, si tomamos los datos de Eurostat disponibles para el mes de octubre de 2024, comprobamos que España es el país que registra la mayor tasa de paro de la Unión Europea (dos puntos porcentuales por encima de Grecia, de hecho). Pero es más: el nuestro es el país con la mayor tasa de paro de toda la OCDE, superando incluso a Colombia o Costa Rica.
En tercer lugar, la reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz, no ha logrado eliminar la precariedad de nuestro mercado de trabajo. Según detalla el sindicato USO, los trabajadores han tenido que firmar 2,6 contratos de media al mes para abandonar el paro hasta noviembre. Asimismo, el organismo subraya que en el mes de noviembre se produjo un frenazo de la contratación indefinida (un 3,2 % con respecto al mes anterior). Por ello, desde USO explican que "el empleo sigue estando muy afectado por la estacionalidad y, por tanto, por la temporalidad de los contratos que, aún denominándose indefinidos, siguen siendo por temporada".
Cuarto, y en relación con la precaria situación de los trabajadores españoles, no podemos ignorar que el pluriempleo sigue en niveles muy altos. El propio sindicato USO así lo destaca, explicando que en el segundo trimestre del año había 585.800 ocupados que compaginaban dos o más empleos, siendo el sector servicios en el que más peso tienen.
Por último, tenemos que señalar que existen unos 700.000 fijos discontinuos que, a pesar de no estar trabajando, no son contabilizados en las estadísticas oficiales como parados. Así lo señala USO en su informe "Análisis del mercado laboral", donde destaca además que los datos del SEPE muestran cómo se ha producido un incremento del 16% de los fijos discontinuos con respecto al año anterior y del 30% en relación con 2021.
El Viejo Continente frente a Trump
Ahora bien, ¿son los dirigentes españoles los únicos responsables de los males que nos acucia la ciudadanía? La respuesta es sencilla: no. La Unión Europea, con sus políticas climáticas y la creciente regulación se ha pegado un tiro en el pie que, naturalmente, van a sufrir (ya lo están haciendo) las familias y las empresas. Para empezar, como publicamos en Libre Mercado, basta con decir que desde el año 2000 el peso de Europa en la economía mundial se ha reducido un 28%. De hecho, en esta misma dirección apuntaba el informe elaborado por Draghi sobre el estado de la economía europea, donde destacaba el estancamiento de la competitividad de la misma.
Pero, además, la política monetaria también ha supuesto uno de los grandes vectores de intervencionismo que han llevado al empobrecimiento de los europeos. Simplemente el hecho de que exista una moneda de curso forzoso que emite un banco central que fija su precio, cuya elección no es producto de un proceso de evolutivo de social y de mercado, implica serios problemas. Uno de ellos es que los agentes económicos valoran la moneda FIAT que usamos en función del balance del organismo emisor, no por sí misma, como ocurría con el oro.
Más grave aún es que se trate de fijar el tipo de interés de referencia, puesto que la institución planificadora (el BCE en nuestro caso, la Fed en EEUU) no cuenta con la información suficiente para hacerlo exitosamente. Todo ello, junto con los incentivos perversos propios del poder político y la perjudicial preponderancia de las ideas de la escuela neoclásica y keynesiana, dada además la facilidad con la que en la actualidad los gobiernos pueden manipular la política monetaria con unas divisas totalmente desligadas de valores "reales" como el oro, es lo que ha llevado a que en los últimos años hayamos sufrido la peor crisis inflacionaria en ocho décadas, cuya evolución mostramos a continuación con los datos que ofrece el BCE.
Lo peor de todo en relación con la política monetaria es que los bancos centrales todavía podrían impulsar en mayor medida su capacidad de acción con el desarrollo de las CBDC. Estas monedas digitales emitidas por los bancos centrales suponen algunos riesgos que deben ser tenidos en cuenta. El más evidente es el problema de la privacidad. Del mismo modo, desde el punto de vista de la psicología, cabe destacar que el impulso del dinero digital puede fomentar excesivamente el consumo, lo cual tendría posteriormente efectos nocivos para toda la economía en la medida en que la falta de ahorro socava la sostenibilidad de la misma. Finalmente, debemos señalar también que esta iniciativa ha sido cuestionada por no ser realmente necesaria en la actualidad. En un informe publicado en febrero de 2024 (cuya realización fue solicitada por la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo) expresa que no está claro que sea necesario el desarrollo del euro digital. En cambio, en Estados Unidos han optado por dar un giro a la deriva de la Administración Biden eligiendo a Donald Trump frente a un desgastado Partido Demócrata.
Primer año de Milei
Por su parte, el primer año de Milei al frente del Gobierno ha aumentado las esperanzas existentes en la labor política del economista liberal-libertario, pues aunque la situación del país sigue siendo delicada, algunos indicadores demuestran que las medidas implementadas por el candidato y dirigente de La Libertad Avanza están dando sus frutos.
Como explica en un reciente informe el IJM, la tasa de inflación mensual de Argentina se ha desplomado desde que Milei se sitúa al frente del Ejecutivo. Así, vemos que entre enero y octubre de 2024, los precios pasaron de crecer en términos mensuales del 25% al 2,7%. Esto, a su vez, ha hecho que los salarios reales de los argentinos recuperen poder adquisitivo.
También ha sido muy importante el giro que ha dado Milei a las cuentas públicas. Como explican desde el IJM, "el gobierno de Argentina ha alcanzado el superávit fiscal primario (antes del pago de intereses) durante todos y cada uno de los meses del ejercicio 2024 (de enero hasta octubre, el último mes con datos disponibles en el momento de publicación del presente informe)". Pero, al mismo tiempo, incorporando el pago de intereses Argentina "acumula un superávit del 0,5 por ciento del PIB entre enero y octubre de 2024".
Como consecuencia, el riesgo país de Argentina ha roto la barrera de los 1.000 puntos y sigue reduciéndose. "Cuando Milei alcanza el poder, el diferencial entre Argentina y Estados Unidos en la tasa de interés del bono de deuda a diez años se movía entre el 20 y el 30 por ciento, mientras que en diciembre de 2024 se sitúa en el entorno del 7-8 por ciento", explican desde el organismo, donde apuntan además que ésta es la mayor caída del riesgo país para toda Latinoamérica en este año.
Además, es necesario recordar que en el tercer trimestre del año el PIB creció un 3,9% con respecto al trimestre anterior, por lo que, anualizados los datos de crecimiento, reportan incremento de casi el 16%.
Dos lecciones finales
Con todo, en este contexto dibujado por el aumento del proteccionismo y, al mismo tiempo, la esperanza representada por Milei y el nuevo gobierno de Donald Trump (lo que los modernos gustan en llamar Trump 2.0), así como por intervenciones concretas en el orden económico (como lo son, en nuestro país, las políticas de vivienda y trabajo), la DANA y la reducción de la jornada laboral nos pueden ayudar a mirar al futuro abiertos a cualquier posibilidad, ya que todo lo señalado apunta a la clásica dialética existente entre el Estado y el mercado, y en este enfrentamiento todavía no hay nada seguro.
Primero, la actuación del Estado frente a la catástrofe producida por la riada en Valencia ha puesto de manifiesto cómo funcionan los órdenes espontáneos. No fue la Administración General del Estado, ni tampoco la autónomica, las que se preocuparon por la vida y la integridad de los valencianos (ni antes, ni durante, ni después de la DANA), pues entre sus prioridades primaba mucho más el rédito político que pudieran obtener. En cambio, los ciudadanos, con el objetivo de proteger lo que es suyo y a sí mismos, junto con la solidaridad de la que carecen quienes nos gobiernan, rápidamente se organizaron de forma descentralizada. Asimismo, cabe destacar la impresionante campaña de solidaridad que sí pusieron en marcha entidades y empresas privadas, como Inditex.
En segundo lugar, el Ministerio de Trabajo acaba de acordar con los sindicatos, dejando a las patronales al margen, la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales para la práctica totalidad de los españoles. Al respecto, Yolanda Díaz afirmó que esto se estudiará en el futuro en las universidades... ¡pero no aclaró si se pondrá como ejemplo de una buena o una mala decisión! Lo más peligroso de esta iniciativa (que supone además de facto una subida de los salarios por mandato) es que se impone obligatoriamente para todas las empresas de todos los sectores, ignorando las condiciones existentes y las necesidades de cada una de ellas, que son divergentes en muchos casos.
Y, por cierto, aunque Yolanda Díaz se ponga estupenda hablando de la abolición del trabajo y de los derechos de los trabajadores, en la práctica su discurso se reduce a la hipocresía, porque hace unos pocos días supimos que el Sindicato de Inspectores de Trabajo está reclamando el impago de parte de su complemento de productividad del mes de diciembre.
Trabajo 'sisa' a todo el personal de la Inspección de Trabajo la mitad de plus por productividad y les sube el IRPF de manera injustificada.
@empleogob @Yolanda_Diaz_ @jperezrey https://t.co/ZnGH2QApSl
— inspectoresdetrabajo (@instrabajoyss) December 24, 2024
Los menores, el trabajo y los juegos de azar
Por último, dadas las fechas en las que nos encontramos, con el objetivo de mostrar la hipocresía de la izquierda, cabe preguntarse por qué un humilde autónomo no puede llevar al taller o la tienda a su hijo unas pocas horas los sábados por la mañana para enseñarla cuatro cosas esenciales, so pena de multa, pero los niños de San Ildefonso tienen que ensayar durante horas y horas, días y días, y después madrugar para cantar durante otras horas más cada 22 de diciembre al servicio de las Loterías y Apuestas del Estado.
De este modo, para más inri, se implica a un grupo de menores de edad en labores relacionadas con las apuestas y juegos de azar de los cuales el Gobierno dice protegerles, al tiempo que se bombardea al resto de la sociedad con publicidad y horas de emisión en directo en televisión. Esto no quiere decir que se deba prescindir de estos niños en el sorteo de la Lotería de Navidad, ni tampoco que se debe poner fin a este sorteo. Más bien a contrario: si algo podemos aprender de esto es que no pasa nada porque los menores realicen un mínimo de trabajo ocasionalmente, pues pueden aportar un gran valor a la sociedad y, además, formarse como personas productivas de cara al futuro.
Pero, claro, el Estado trata de evitar que los menores desarrollen sus habilidades para hacerles lo más dependientes posibles y, sobre todo, que lo hagan al margen del sistema educativo que él mismo regula, para poder recriminarles una supuesta deuda por haber financiado esa educación con dinero público (que, en realidad, es el de sus padres) y tratar de que sólo reciban los conocimientos que los políticos quieren que reciban.