Este año 2025 nos jugamos mucho en Europa y nos jugamos mucho en España. Nuestra situación no es la mejor. Económicamente seguimos estancados con una productividad en caída libre y un mercado laboral donde las estadísticas están bastardeadas y tratan de ocultar un problema de precariedad que nos convierte en el peor mercado laboral de nuestros iguales entre los países desarrollados.
Ante esta situación, el reto que supone una guerra arancelaria en Europa, amenaza quizá uno de los pocos asideros que tiene nuestra economía: una buena posición competitiva para las exportaciones, gracias en parte al buen hacer de nuestras empresas y que, gracias a la caída del precio de la mano de obra en España, nos ha permitido competir y seguir vendiendo.
El problema que tiene España dentro de Europa es que nuestro país ya representa un infierno regulatorio y fiscal dentro de otro infierno mayor en las mismas disciplinas que es Europa. Así las cosas, ¿qué podemos esperar de los aranceles de Donald Trump?
El mejor de los escenarios nos dejaría una guerra arancelaria por eliminación de aranceles: ante las amenazas, Europa elimina aranceles y logramos no tenerlos en EEUU, lo cual sería bueno para todos. El problema es que los aranceles europeos, cosa que ya señaló Draghi en su informe, tienen mucho que ver con "aranceles ocultos" o unas capas de impuestos que gravan a todas las mercancías que llegan al viejo continente. Todo apunta a que esto puede hacer que tengamos que librar esa guerra comercial y que será malo para todos.