El conflicto en la fábrica de piezas de cerámica de Sargadelos, en Lugo, está en vías de solución tras la mediación de la Xunta a través del consejero de Empleo, José González.
El dueño de Sargadelos, Segismundo García, anunció este miércoles a sus empleados que cerraría la fábrica después de que recibiera una multa de Inspección de Trabajo tras una denuncia de dos trabajadoras. Tras dirigirse por carta al Ministerio instándole a "precintar" la planta y lamentando las trabas para que siguiera abierta, el empresario dijo a sus trabajadores que clausuraría la fábrica y de hecho, esta misma mañana apareció cerrada a las 7 de la mañana, cuando comenzaba el turno.
Un inspector de Trabajo acudió este jueves a la fábrica, donde los trabajadores dejaron constancia, mediante firma, de que habían acudido a su puesto de trabajo y lo habían encontrado cerrado. Desde Inspección, señalaron que el cierre de una compañía requiere seguir toda una serie de pasos procedimentales, entre ellos la presentación de un expediente de regulación para los empleados.
Ante el revuelo provocado por el posible cierre de una fábrica que es Bien de Interés Cultural, el consejero gallego emprendió las negociaciones por parte de la Xunta mientras que el presidente, Alfonso Rueda, se pronunció abogando por dar "facilidades" para que Sargadelos pueda cumplir las medidas impuestas por Trabajo y evitar el cierre.
Mientras, la alcaldesa de Cervo, la localidad donde se encuentra la fábrica, acudió temprano a Sargadelos para entrevistarse tanto con trabajadores como con la dirección de la empresa, "con la intención de llegar a un acuerdo lo antes posible" para evitar su clausura.
Fuentes del Ministerio de Trabajo consultadas por Europa Press han señalado que la resolución del conflicto está en manos del empresario mientras que el inspector de trabajo que acudió a las instalaciones tachó el cierre de "fuera de la legalidad".
Finalmente, los empleados pudieron reunirse con la dirección e informaron a la prensa de que Segismundo García les ha bía transmitido que no hay ni habrá despidos y que su previsión es que la próxima semana puedan volver a trabajar en la factoría, lo que evidencia que se habría alcanzado un acuerdo para el fin del conflicto.