A poco más de dos años de su planificada fecha de cierre, según el calendario del Gobierno, la central nuclear de Almaraz ha anunciado que ha vuelto a lograr la máxima calificación que otorga la Asociación de Operadores Nucleares Mundiales (WANO). La central, que ya contaba con la clasificación WANO 1 que logran las centrales con mejor desempeño del mundo, ha revalidado la nota tras un examen de tres semanas en febrero de 2025.
Expertos de Francia, Reino Unido, Eslovenia, Suecia, China y Taiwán evaluaron distintos parámetros en el funcionamiento de la central y acordaron volver a concederle el rating 1 atendiendo a variables como su cultura de seguridad (sin accidentes en las últimas siete recargas), la digitalización y la gestión de riesgos. Los propietarios señalan que esta evaluación vuelve a situar a Almaraz en el grupo de las centrales de referencia para el parque nuclear mundial y destacan que en este examen han mejorado "incluso su puntuación sobre la obtenida en 2021".
La noticia llega cuando arrecia el debate del cierre y se ha planteado la posibilidad de que las empresas, que aún no han movido ficha oficialmente, soliciten una miniprórroga hasta 2030. En su nota, CNAT, el organismo que agrupa a las propietarias (Iberdrola, Endesa y Naturgy) aprovecha para lanzar varios mensajes. Por un lado, señala cómo la evaluación "demuestra que la instalación se encuentra en óptimas condiciones técnicas y cuenta con una plantilla motivada y altamente cualificada".
Por otro lado, habla de los impuestos: CNAT señala que aporta anualmente 435 millones, que "superan todos costes operativos" de Almaraz juntos y "la asfixian económicamente". Al respecto, añade que la tasa ENRESA, la que pagan los centrales por el futuro desmantelamiento, subió un 30· por ciento en julio del año pasado "de manera unilateral", incumpliendo el acuerdo firmado en 2019 y llevando "a las centrales a la inviabilidad económica".
Por último, los dueños de la central apuntan que "es una infraestructura vital que garantiza un servicio esencial como es el suministro de energía eléctrica" y destacan que 3000 personas "trabajan en y para la central en su zona de influencia".
"La instalación es el principal motor socioeconómico de su entorno y una de las mayores industrias de Extremadura, generando puestos de trabajo de alta cualificación y larga duración, además de tener un efecto tractor sobre otras industrias", afirman, recordando también que invierten anualmente 50 millones en modernizar equipos y destacando que su gemela en Virginia, la central de North Anna, tiene licencia ya para operar 80 años.