Decimos adiós a la playa, la piscina, los chiringuitos y con ellos decimos adiós al verano y hola a la temida, pero esperada, cuesta de septiembre. Una cuesta que cada año se inclina un poco más. A los gastos acumulados durante el verano se suman ahora los propios del nuevo curso, el aumento generalizado de precios y la presión de un mercado laboral que no refleja la realidad en las cifras oficiales.
Lo que tradicionalmente era un mes complicado para el bolsillo, se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para muchas familias. Aumentan los gastos escolares, la cesta de la compra es más cara que nunca y el empleo sigue sin dar el respiro que muchos necesitan.
Vuelta al cole: el primer gran golpe económico
Uno de los gastos más significativos para las familias en septiembre es la vuelta al cole. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el coste medio por hijo para el curso 2025/2026 se sitúa en 2.390 euros. Una cifra que crece año tras año y que incluye tanto los gastos anuales como los mensuales.
Entre los costes iniciales destacan la matrícula, los uniformes, los libros de texto, el material escolar y el equipamiento informático. A esto hay que añadir los pagos mensuales: comedor, transporte, cuotas escolares o actividades extraescolares. Todo suma y el resultado es una carga económica que muchas familias no pueden asumir sin recortar en otras áreas.
El precio de la vida sube, los sueldos no
La situación se complica aún más si tenemos en cuenta la evolución del coste de vida. Llenar la cesta de la compra es hoy un 38 % más caro que antes de la pandemia, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Mientras tanto, los sueldos siguen prácticamente congelados. La consecuencia es clara: cada vez se llega con más dificultad a fin de mes.
Así lo perciben los ciudadanos a pie de calle. Marta Uclés, trabajadora en una tienda de ropa, lo resume de forma directa: "Siento que han subido los precios de todo y el sueldo sigue siendo el mismo". Patricia Rodríguez también lo nota: "En comparación con el año pasado, lo que son los libros de texto y demás han subido bastante más. Y en la compra, especialmente el pescado, la carne de ternera y el pollo".
A la presión económica se suma la incertidumbre laboral. A pesar del discurso optimista del Gobierno, los datos reales cuentan otra historia. Según un informe del sindicato USO, durante el mes de julio se destruyó empleo más días de los que se creó. En total, 16 de los 31 días del mes supusieron una pérdida neta de afiliados a la Seguridad Social.
La cifra oficial de paro no refleja la totalidad del problema. Excluye a más de 800.000 trabajadores con contratos fijos discontinuos, quienes, aunque no estén trabajando, tampoco son contabilizados como parados. De hecho, si se suman todos los demandantes de empleo registrados que no están trabajando, el paro real asciende a 3.822.854 personas, frente a los 2,4 millones que reconoce el Gobierno.
Las vacaciones, un lujo que muchos no se pueden permitir
Tal y como ya adelantaba Libertad Digital en el mes de julio, el 35,4 % de los hogares con hijos no pudo permitirse ni una semana de vacaciones, el peor dato desde 2016. España suma así un nuevo récord negativo en materia de bienestar familiar.
España se sitúa como el segundo país de Europa con mayor pobreza infantil, y lidera el ranking en desempleo general, juvenil y femenino. Lejos del "cohete económico" del que presume el Ejecutivo, los datos apuntan a una realidad muy distinta: precariedad, pobreza y exclusión social.
Desde Libertad Digital hemos salido a la calle para conocer cómo afrontan los ciudadanos esta cuesta de septiembre. Las respuestas coinciden: todo es más caro, pero los ingresos siguen siendo los mismos.
Laura Gómez lo resume así: "Cada vez más. El agua, la luz, la compra... todo está igual o más caro que antes. Nos apretamos un poco más el cinturón". Otra mujer, que acaba de volver de vacaciones, lo expresa con resignación: "Gastamos un poco más en verano y luego hay que retraerse para compensar". Y Laura Bernal, recién aterrizada de sus vacaciones confirma la tendencia: "Se está haciendo todo muy caro. Cada vez que compras fruta es un horror".



