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Se dispara el uso de taxis sin conductor en EEUU: menos accidentes, mejores precios y más usuarios

La seguridad se impone como el gran motor de la conducción autónoma, con datos que refuerzan su fiabilidad frente al humano.

La seguridad se impone como el gran motor de la conducción autónoma, con datos que refuerzan su fiabilidad frente al humano.
Autonomous Driving Pacifica Waymo is doing a lot of tests with autonomous driving vehicles around its base in Mountain View, CA. For these tests Chrysler Pacificas are used with added cameras, sensors and radars. | Flickr/CC/harry_nl

La conducción autónoma ha pasado de ser una promesa de laboratorio a una realidad urbana cada vez más difícil de ignorar. En California, por ejemplo, los taxis sin conductor ya transportan pasajeros a lo largo de distancias equivalentes a más de cuatro millones de millas al mes, una cifra que no deja de crecer pese a las trabas regulatorias que están sufriendo algunas de las empresas del ramo.

El siguiente gráfico, elaborado a partir de datos oficiales, ilustra el ritmo de expansión de este servicio en el Estado Dorado: un crecimiento que se ha multiplicado por ocho en apenas un año. El grueso de estos desplazamientos se desarrollan a través de la compañía Waymo, el principal operador del sector, participado por Alphabet, la empresa propietaria de Google.

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Detrás de ese salto de uso hay un argumento que explica mejor que ningún otro por qué esta tecnología está logrando la confianza de los reguladores, los inversores y, cada vez más, de los propios pasajeros: la seguridad. Y es que los últimos datos publicados por la compañía ofrecen un nivel de transparencia poco habitual en la industria de la movilidad. Así, Waymo ha completado ya viajes equivalentes a 96 millones de millas de conducción autónoma y, en ese recorrido, su flota ha registrado tasas de accidentes muy inferiores a las de los conductores humanos que circulan en las mismas ciudades y bajo condiciones comparables.

Los datos hablan por sí solos

Los números hablan por sí solos. En comparación con el estándar de conducción humano, estos vehículos presentan hasta la fecha…

  • 79% menos accidentes susceptibles de activar los airbags.
  • 80% menos colisiones con heridos.
  • 92% menos atropellos con lesiones a peatones.
  • 78% menos accidentes con ciclistas lesionados.

En San Francisco, por ejemplo, Waymo reporta 0,07 accidentes denunciados a la policía por millón de millas recorridas, frente a 0,47 en el caso de los conductores humanos. En Phoenix, la tasa es directamente de 0 frente a 0,12 para la conducción convencional. Estas reducciones son estadísticamente significativas y se repiten en prácticamente todos los indicadores y ciudades analizadas.

Un análisis independiente publicado en Understanding AI refuerza este panorama. Además, de los 45 accidentes más graves registrados en viajes ejecutados por Waymo entre febrero y agosto, la gran mayoría no fueron responsabilidad de la compañía, puesto que 24 de ellos se produjeron cuando otros vehículos chocaron contra el robotaxi, que estaba detenido en el momento de la colisión, y otros 7 se dieron por alcances en un momento en que el taxi autónomo circulaba a baja velocidad. En cambio, solo en un puñado de casos la tecnología autónoma podría haber influido negativamente en el desenlace. Incluso el siniestro más claramente atribuible a la empresa —un fallo mecánico que provocó que una rueda se desprendiera en Austin— no tuvo relación con el software de conducción.

Precios competitivos

Esta cascada de datos no implica que la conducción autónoma sea perfecta ni que deban ignorar las debidas medidas de seguridad exigibles a este incipiente sector. Pero, frente a los temores habituales que despierta este tipo de innovaciones, Waymo está logrando algo que no hace mucho parecía utópico: demostrar con cifras que una máquina puede ser, al menos en este campo, más segura que un humano a la hora de ejecutar viajes urbanos de forma segura.

De hecho, a la luz de los datos, bien parece que la seguridad, más que el futurismo tecnológico, es el verdadero motor de esta revolución. Si los robotaxis reducen de manera tan drástica los accidentes graves, la presión social y política para acelerar su despliegue será cada vez mayor. Y, a juzgar por la velocidad con la que crecen las millas recorridas en territorios como California, el futuro ya está tomando la carretera.

¿Y qué hay del precio? Los datos ya acreditan que, conforme escala el tamaño y el uso de la flota de robotaxis, los precios se van moderando más aún. Waymo aún cotiza por encima de las alternativas VTC y, en marzo-abril, su precio medio en San Francisco fue de 20,4$ dólares por viaje, frente a 15,6$ para UberX y 14,4$ en Lyft. Sin embargo, en picos de demanda ya se puede ver que Waymo arroja precios más bajos que sus competidores digitales. Asimismo, el desplazamiento medio de los taxis tradicionales ronda los 25$ por carrera, de modo que aquí ya se observa otro diferencial de precio positivo para los usuarios de la nueva tecnología.

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